El equipo de Sarkozy prepara para la elección presidencial, un guión de campaña que uno podría denominar como “La estrategia del caos”.

 

El contexto es el siguiente: es un secreto a voces que la deuda soberana francesa perderá su rating triple A antes de la semana santa. También se murmura de manera insistente, en los cenáculos  informados de la galaxia financiera gala, que la bancarrota del Banco Société Générale es inminente. Otras instituciones financieras también se verán afectadas por la consecuencia de la crisis de deuda soberana de los irresponsables heleno-italo-ibero-lusitano.

 

Además, se estima que el crecimiento económico para el 2012 caerá respecto al presente año y el déficit público crecerá. Con lo cual, gane quien gane la contienda presidencial, el futuro presidente tendrá que subir impuestos y bajar los costos de funcionamiento de un Estado obeso que cada año consume el 51% del PIB.

 

Por si lo anterior fuera poco, se augura y anuncia la suprema humillación en la forma de ayuda condicionada a cambios, dictados por organismos internacionales y por la insoportablemente virtuosa Alemania.

 

En consecuencia y como estrategia de campaña, se espera ver, durante los próximos meses a todos los políticos galos de derecha augurar de una crisis global que amenazará la sobrevivencia del país. Adoptarán acentos catastróficos y predicarán la necesidad de un líder experimentado y respetado para evitar que la gloriosa Francia sea otorgada a la custodia del FMI, del Banco Mundial, del Banco Central  Europeo y de los adorados amigos teutones.

 

Sarkozy tratará de incubar en el electorado tres miedos:

  1. 1) La quiebra del estado y una supuesta custodia por parte de organismos internacionales.
  1. 2) La violencia y los disturbios de un caos étnico-social.
  1. 3) Una fiscalidad confiscatoria como única arma de los socialistas para financiar sus promesas.

 

En pocas palabras, la única carta viable para la elección, será la del hombre de Estado cuasi providencial quien representará la última defensa contra el caos general y la pérdida de soberanía. ¡Sarkozy o el caos!

 

Sarkozy tiene muchos defectos,  pero todos les reconocen una energía inacabable, una capacidad de actuar bajo presión envidiable y un liderazgo internacional comprobado  y necesario en estos tiempos  de crisis financiera global.

 

¿Cuál es la opción? Las primarias de los socialistas franceses acaban de dar una clara victoria a Francois Hollande. El socialista es un hombre sin experiencia de gobierno que llega con un programa de aumento de gastos completamente inimaginable en la circunstancias actuales, pero  eso  si, con 30 puntos  de ventaja sobre Sarkozy en los sondeos.

 

¿Funcionará la estrategia del caos? Conviene recordar que en el pasado reciente utilizó una estrategia similar.  Por ejemplo, Karl Rove empujando a Bush a la reelección.

 

Sarkozy será el defensor de la independencia nacional, de la seguridad de los ciudadanos frente a las hordas africanas ilegalmente instaladas en Francia que el hambre lanza en contra de los blancos francesitos y, por último, el defensor del patrimonio de franceses amenazados por unos neo-comunistas fiscalmente confiscatorios.

 

Se utilizará la real y patética humillación de Grecia y de Italia forzados a aplicar las recetas dictadas por el Banco Central Europeo; se asustará a los ciudadanos a través de inevitables alzas de impuestos que han padecido los vecinos delincuentes.

 

Tal vez los Panistas deberían estudiar esta postura porque se encuentran en una posición similar a la francesa, con un calendario político casi idéntico. Entonces Sarkozy o  el caos, ¿el PAN o  el caos?

 

*Egresado de la Escuela de Negocios de Harvard | guy.claret@gmail.com