PARÍS. Se acaba de lanzar en París un nuevo servicio que podría cambiar los hábitos de transporte de los ciudadanos. Se trata del Autolib. Un sistema de renta de coches eléctricos para ser usados durante recorridos cortos, como sucede con las Ecobicis de la Ciudad de México.

 

Mediante una inscripción al sistema, los usuarios de este servicio podrán rentar uno de los tres mil autos eléctricos que estarán repartidos en mil estaciones estratégicamente ubicadas a lo largo de calles y avenidas de la ciudad Luz. El usuario podrá abordar el Autolib, por ejemplo, en Champs Elyceé y dejarlo en Place des Vosges e, inclusive en ciudades aledañas a París.

 

Más barato que el taxi, y con una gran autonomía (250 kilómetros por carga), este nuevo concepto podría desincentivar el uso del automóvil convencional mejorando las condiciones ambientales de la ciudad. El servicio lo ofrece el grupo familiar Bolloré, quien desarrolló las baterías de este coche basándose en una tecnología alternativa a la de polímeros de litio. El coche está diseñado para cinco personas, es rápido, adaptable, tiene GPS para para no perderse y un sistema de comunicación con un centro de asistencia en caso de problema.

 

Bolloré no espera ganar dinero en los primeros seis años de operación pero considera que este proyecto representa una importante prueba para sus baterías que, de funcionar, podrían adoptadas de manera masiva y, de esta manera, la rentabilidad del proyecto crecería.

 

En resumen, un proyecto arriesgado, basado en una tecnología novedosa que podría detonar transformaciones importantes sobre la vida de una de las urbes más conservadoras pero, a la vez, innovadoras del mundo.

 

Nos conviene a todos que el experimento sea todo un éxito y que algún día se importe a México. Desde años atrás, empresas como Peugeot comenzaron a fabricar automóviles eléctricos pero de uso industrial. La empresa Correos de Francia fue uno de los primeros entes en utilizar autos eléctricos.

 

Los riesgos del proyecto Autolib son el vandalismo y la resistencia de las unidades al uso rudo del coche.

 

Tal vez, el hecho que no sirva de nada robar este coche, pues sus baterías sólo se pueden recargar en las estaciones especiales, se convierta en un atractivo toral para los usuarios mexicanos… Quién sabe. El tiempo dirá, pero de llegar a México, se convertiría en una solución atractiva por silenciosa, limpia y barata respecto a la multiplicidad de carachas que inundan nuestras ciudades. Sólo hacen falta empresarios visionarios y políticos con capacidad de planeación. En otras palabras se vale soñar.

 

*Director de una empresa de microcréditos en Francia