La semana pasada, el Gobierno de México anunció una buena noticia: la intención de declarar, antes de que termine este año, a las islas de Revillagigedo en la categoría de Parque Nacional.

 

Lo que significa que dichas islas, ubicadas en el Océano Pacífico a 390 kilómetros al suroeste de la punta sur de la Península de Baja California y a 700 kilómetros del occidental estado de Colima, serán un área totalmente protegida en la que no se permitirá en lo absoluto la pesca, ni comercial ni deportiva.

 

El acuerdo que está siendo sometido a consulta pública tiene también como objetivo preservar el paisaje y buscará prohibir la instalación de hoteles en las islas.

 

Dicho proceso está por concluir, y una vez que culmine la consulta se podrá elaborar el decreto final, que deberá suscribir el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, y así sea declarado Parque Nacional de Revillagigedo.

 

Pero este proceso no puede ser igual en todas las áreas naturales del país, pues cada lugar posee características distintas como también lo tienen las poblaciones que en ellas viven.

 

Ejemplo de ello son los 23 años que lleva como reserva ecológica la zona Yum Balam, que pertenece a la isla de Holbox.

 

En esta área, el Gobierno federal pretende construir un área natural de 219 mil hectáreas. Por sí sola la idea no suena mal; incluso muchos pensaríamos que hacerlo ayudaría a conservar mucho mejor el medio ambiente.

 

Sin embargo, los diputados de Quintana Roo, los presidentes municipales de Othón Pompeyo Blanco y Bacalar, los 12 comisariados de ejidos y representantes de pequeños propietarios del sur del estado, así como organizaciones ambientalistas han manifestado su rechazo.

 

De acuerdo a los argumentos de estos grupos, convertir a Yum Balam en una reserva ecológica afectaría el desarrollo socioeconómico de más de 50 mil personas de 18 poblaciones. Y parte del argumento es lo mismo que ha ocurrido en 23 años, es decir, las autoridades sólo arman un decreto y no presentan un plan de manejo sustentable que ayude a ejidatarios, comuneros y a quienes defienden el medio ambiente.

 

Yum Balam, que en maya significa “señor jaguar”, es un lugar de una biodiversidad única entre flora y fauna localizada en el estado de Quintana Roo, que se caracteriza por sus grandes cuerpos de agua que sirven como hábitat de especies asombrosas de fauna y flora acuáticas.

 

Fue esta semana cuando dicho grupo de políticos, ambientalistas y ejidatarios enviaron una misiva al presidente Enrique Peña Nieto, en la que exponen que crear un área de protección en dicho lugar condena a la marginación, a la pobreza y a la pérdida sus territorios.

 

En su misiva, los inconformes afirman que el llamado programa de Manejo de Yum Balam propone básicamente una restricción al desarrollo de la denominada isla grande de Holbox, sin que medie un decreto expropiatorio que indemnice a las comunidades y ejidos dueños de las tierras.

 

Esperemos que este asunto pueda resolverse y autoridades federales y ejidatarios lleguen a buenos acuerdos. De momento, este jueves estarán en México reunidos con personal de la Secretaría del Medio Ambiente.

 

 

caem