No cabe duda que esta época navideña es un periodo cargado de muchas emociones, por un lado aquellas que tienen que ver con el amor, la paz, la compasión y todo aquello que nos acerca al otro desde ese espacio que se abre en nuestro corazón, y por el otro también percibimos sentimientos que nos son difíciles de manejar, como la tristeza, el enojo, la frustración causada por los planes no cumplidos, por las diferencias que podemos tener con aquellas personas cercanas o relaciones lastimadas.

 

respiracion-ejercicios

 

Aunado a este choque de emociones personales, estos días se nos junta con la energía densa que existe en el medio ambiente de nuestro país, con esos sentimientos de ira, indignación, desconfianza e impotencia que se perciben y penetran en nuestro ser y que por desgracia nos afectan de manera directa en el estado de ánimo colectivo; ya de por sí el fin de año y los cierres de ciclo siempre son complicados porque volteamos hacia atrás y nos damos cuenta de todo aquello que no cumplimos o aquello que perdimos. Toda esta energía que está ahí mezclada nos conecta fácilmente con la tristeza y nos hace sentir con el ánimo apagado y con pocas posibilidades de acceder al disfrute de la vida, que es tan necesario y saludable para mantenernos en equilibrio.

 

Es por ello que me parece importante que hagamos un pequeño alto para respirar y hacer consciencia de cómo estamos, de cómo nos sentimos, darnos un momento en el que nos propongamos sentir y escuchar a nuestro cuerpo, a nuestro interior y si detectamos que nos sentimos muy desmotivados, es importante tomar consciencia de ello para después transformarlo con ayuda de nuestra respiración. Una de las formas como podemos transformar este sentimiento de desesperanza y tristeza, es cerrando nuestros ojos y escuchar nuestra emoción, dejándola que se muestre, aceptándola como parte de nosotros, permitiéndole estar unos momentos ahí para después respirarla, inhalando y exhalando profundamente con intención de transformarla.

 

Podemos transformarla, por ejemplo, poniendo la intención en nuestra respiración de inhalar paz y exhalar amor, transformando la energía negativa en positiva, conectándonos con el amor y todo lo bueno que sí tenemos. También se puede hacer la respiración consciente acompañada de una visualización de algún momento de nuestra vida en el que nos hayamos sentido contentos, en paz y agradecidos de estar vivos, quedándonos ahí un momento, respirando en ese espacio de paz, conectándonos a él de manera consciente transformando la emoción, esto puede ayudarnos a que sea posible que vivamos estas fiestas con esos sentimientos positivos que nos alimentan el alma y que nos acercan realmente a nosotros mismos y a los demás.

 

La respiración es una gran herramienta con la que todos contamos para poder transformar y liberar la tensión; sólo respirando profundamente podemos desconectarnos de la ira y la agresión, si lo intentamos nos podemos dar cuenta del gran recurso que tenemos con solo respirar conscientemente.