He leído alguna información sobre la fuerza y el poder de nuestros pensamientos, sobre el impacto que estos tienen en nuestra salud, para bien y para mal. Según el psicólogo Enric Corbera, nuestras células escuchan y perciben la energía emocional que nuestros pensamientos tienen, ya que estos mandan vibraciones que las células perciben y estos tienen un efecto en ellas.

 

En el caso de pensamientos positivos, nuestras células se alimentan de buena energía, de combustible positivo que las carga y les permite funcionar en excelentes condiciones, desempeñando su tarea de forma adecuada para lo que fueron creadas. Sin embargo, si los pensamientos que perciben son negativos, estos las afectan de tal manera que baja su potencialidad de desarrollo y desempeño positivo, dejando el campo libre para que las enfermedades se desarrollen en nuestro cuerpo.

 

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Es importante entender que las enfermedades son las formas que tiene nuestro cuerpo de responder al medio ambiente y a las emociones que no son trabajadas, es una forma de reaccionar del cuerpo para decirnos que algo no esta fluyendo positivamente dentro de nosotros. Si las pudiéramos ver así, en vez de considerarlas nuestras enemigas externas, podríamos tener más claro aquello que hacemos o que no hacemos para que nuestro cuerpo se vuelva un campo fértil para desarrollar tal o cual mal.

 

El cuerpo habla y habla a través de los síntomas que se manifiestan en nosotros, pero que muy pocas veces nos detenemos a preguntarnos ¿qué me quiere decir esta tos? o ¿qué me quiere decir este dolor de espalda?, ¿qué es lo que yo me digo constantemente a mi mismo/a?, ¿me trato con cariño? o ¿me juzgo y me trato con mucho rigor, por no cubrir las expectativas que el mundo y el deber ser me presentan como deseables?

 

Te has preguntado alguna vez si realmente te escuchas a ti mismo en tus necesidades profundas que de amor y aceptación tienes o sólo has pretendido ser el personaje fuerte que anda por el mundo para no mostrar su vulnerabilidad.

 

Esto es, en parte, lo que nos empuja a estar en un lado o en el otro de la salud o la enfermedad, cuyo proceso puede iniciar con la generación y existencia de un bloqueo emocional, que puede terminar en el desarrollo de una enfermedad física, a consecuencia de no escuchar lo que nuestro cuerpo y nuestra esencia nos están gritando.

 

Aunado a esto, es importante saber que nuestros pensamientos tienen mucho que ver en todo este ciclo de salud-enfermedad. Por ello hay que pensar positivamente, pensar lo mejor de nosotros, mandarnos mensajes de compasión y amor a nosotros mismos, aun con los errores que cometemos, ya que estos también forman parte de nuestra humanidad.

 

Y, claro, sin dejar de trabajar siempre por superarnos, pero escuchándonos y siendo amorosos en la forma en cómo nos hablamos a nosotros mismos. Ésta es una parte básica para que la células de nuestro sistema inmunológico obtengan el combustible adecuado para su buen funcionamiento y puedan hacer bien su trabajo de mantenernos saludables y en equilibrio