Con la salida del entrenador del Manchester United, David Moyes, el futuro de Javier Hernández, un jugador de 59 goles en cuatro temporadas, se torna incierto. El mexicano tenía un pie fuera de Old Trafford, y varios clubes de primer nivel estaban listos para el asalto, entre ellos el Atlético de Madrid que anticipa que ya no contará con Diego Costa el año entrante y el Arsenal, a sugerencia de Ian Wrigth.

 

Que un equipo te contrate significa que te va a poner a jugar. Así lo hizo el United cuando Alex Ferguson lo fichó. El Chicharito respondió con 20 goles en su primera campaña. Pero poco a poco perdió la titularidad. Cuando llegó Moyes, el mexicano venía de una campaña de 18 goles, pero sin ser parte del once inicial. Ahora lleva sólo cuatro en los escasos minutos que le han dado.

 

Un nuevo entrenador llegará. Pero todos en el mundo del futbol saben la diferencia entre llamar a alguien como refuerzo y pedir que alguien que ya estaba, permanezca. En los hechos significa que bien puede confiar en él o no. Y lo cierto es que el United tiene suficientes delanteros como para requerir del mexicano.

 

Del pobre Moyes, no hay mucho más qué hablar. Se enemistó con el vestuario por su carácter poco amable y después, por las pifias que fue cometiendo en el camino con toda la presión de uno de los equipos más importantes del mundo, se cerró las alternativas.

 

Hernández estaba molesto, pero se manejó siempre con mucha discreción. A lo que habrá llegado que pero explotó en febrero pasado, cuando posteó en su cuenta de Instagram que el tiempo de hablar ya vendría.

 

Hernández decidió permanecer en el United y luchar por su puesto pese a que existían ofertas de seis clubes de España, Italia, Francia y Alemania para hacerse con sus servicios.

 

Moyes llegó al club enfrentado con su principal estrella, el inglés Wayne Rooney, con quien había mantenido en el pasado un litigio en los tribunales por una biografía del futbolista en la que revelaba algunas conversaciones privadas entre ambos.

 

Con los resultados grises llegaron además las críticas públicas de otros jugadores de la plantilla.

 

En febrero, tras perder por 2-0 ante el Olympiacos en Grecia, el holandés Robin Van Persie cargó contra la táctica de su entrenador, al acusarlo de enviar a otros jugadores en sus zonas.

 

¿Qué será del Chicharito? Ojalá salga del equipo. Está claro que revertir la situación que vive no está en sus manos si no lo ponen a jugar, y bajo la presión que se vivirá la temporada entrante ahí, habrá muy poca paciencia disponible. (Con información de EFE)