Una vez más Andrés Manuel López obrador recicla una serie de enunciados y frases generalizadoras, en esta ocasión 50, como un pretendido plan de gobierno para rescatar a México. Eso sí, hay que reconocer sin duda que hoy, a diferencia de sus otros intentos por alcanzar la Presidencia de la República, lanza desde su Movimiento de Regeneración Nacional un discurso de un tono más moderado.

 

Discurso que ha sido precedido de una pública oferta de “amnistía” a los políticos y gobernantes de otros partidos con el fin de construir alianzas para debilitar a sus ya de por sí desvencijados adversarios de los partidos Revolucionario Institucional y de Acción Nacional.

 

Una tras otra, las propuestas del político tabasqueño son planteamientos que en términos generales podrían ser suscritos por cualquier político de cualquier partido y además expresamente representan una serie de contrarreformas a los cambios estructurales en materia laboral, energética, educativa y de telecomunicaciones.

 

Sin embargo, el llamado Proyecto Alternativo de Nación revela en una primera lectura que se trata de un listado largo de ofertas aspiracionales sin contenido. O dicho de otra forma: muchos qués y ningún cómo.

 

En el centro de este reeditado Proyecto Alternativo de Nación de López Obrador hay una gran ausencia: nunca plantea reformar el sistema político y de gobierno, no hay una iniciativa para dar a los mexicanos otras formas de construir gobiernos con mayor respaldo y legitimidad popular que no sea la partidocracia, pues deja intacto el presidencialismo mexicano y su desmedido poder y falta de controles y contrapesos.

 

AMLO no toca los desequilibrios de poder y la impunidad que han sido la causa principal de la desmedida corrupción que ha caracterizado a la mayoría de los Gobiernos locales y federales de la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI en México, incluidos los del propio Andrés Manuel en el otrora Distrito, los de los Presidentes panistas Vicente Fox y Felipe Calderón y el priista Enrique Peña Nieto.

 

Descontrol, corrupción e impunidad que han generado pobreza y falta de desarrollo y empleo, así como una brutal impunidad que ha sido el germen de la inseguridad, el crimen y la violencia que azotan día tras día a mexicanos de todos los estados que son víctimas de la delincuencia común o de los capos del narcotráfico que han comprado así con relativa facilidad a jueces, ministerios públicos, policías, alcaldes y hasta a funcionarios de primer nivel en los estados y los cuerpos de seguridad federales.

 

Ahí, en el tema de la inseguridad y la justicia, tampoco se ve una propuesta real y acabada del líder y virtual candidato presidencial de Morena para el próximo proceso electoral de 2018, cuando es precisamente la reforma de las procuradurías, las policías y todo el Poder Judicial, el cambio estratégico para parar la corrupción, el crimen y la violencia en México.

 

De nuevo los mexicanos estamos sin opciones camino a la elección presidencial. Ni PAN, ni PRI ni López Obrador están proponiendo cambios reales para sacar al país de las crisis que vivimos los mexicanos. Ningún proyecto, plan o plataforma da una salida. Se trata de más de lo mismo: una sucia y brutal lucha por el poder.