La delegación Gustavo A. Madero es el territorio donde Víctor Hugo Lobo Román comenzó su carrera política. Y su poder, en esa demarcación, está afianzado, a juzgar por su permanencia de casi nueve años como jefe delegacional o como diputado local.

 

En 2018, el perredista quiere salir de la GAM e irse a lo grande: buscar la Jefatura de Gobierno de la CDMX. Y aguarda las elecciones internas del sol azteca, confiado en que reúne las características para participar y en que lo dicho sobre la corrupción en la delegación sólo son rumores.

 

¿Quién es Lobo Román?

Soy un ciudadano de esta capital, de la Gustavo A. Madero, con una familia de profundo orgullo nacionalista y patriota. Mi padre siempre llevándonos a los desfiles. Donde escuchamos el Himno Nacional nos ponemos de pie y hay un respeto importante por nuestro México; sin duda, uno crece con ese cariño y con ese fervor. Soy vecino de la colonia Estrella, ingeniero mecánico industrial, pero siempre me gustó participar en las diferentes actividades sociales y de convocatoria.

 

¿En qué momento llegó a su vida la jefatura delegacional?

En Gustavo A. Madero pasaron delegados que no salieron muy bien, como José Parcero, que sigue prófugo de la justicia; ser delegado era deporte de alto riesgo. En 2009, después de 13 años de trabajo social, en el partido, había ciertos intereses de grupos, como Izquierda Democrática Nacional (IDN), de no dejar crecer a Víctor Hugo Lobo.

 

Con la convicción de que la responsabilidad, más que el poder, es una herramienta útil y suficiente para cambiar la realidad, entendí lo que debíamos resolver en la GAM: problemas tan graves como inundaciones, falta de alimento y problemas de inseguridad. Fuimos a lo urgente, lo importante, lo relevante y lo que trascendiera.

 

¿Siempre de izquierda?

Siempre con un profundo sentido de izquierda, siempre he militado en el PRD; no lo he hecho en otro partido. Víctor Hugo Lobo ha actuado siempre de manera consistente, honestamente, cuando hace un acuerdo; cuando da su palabra es una garantía plena de cumplimiento.

 

¿Qué nos puede decir sobre el grado de corrupción que se ha manejado en la delegación?

La ciudad se construye desde las delegaciones, no es una definición central, sino que aquí se construye el tejido social y la consolidación de la infraestructura, los servicios. La vocación de una ciudad es desde sus delegaciones. En la GAM, que representamos una sexta parte de los habitantes de la ciudad, se empieza a respirar un ambiente distinto, aunque pueda haber otras corrientes ideológicas.

 

¿Tiene quejas de que en algún nivel (de Gobierno delegacional) hayan pedido dádivas?

En muchas delegaciones, la corrupción es un mito y en muchas, una realidad. En la GAM, el jefe delegacional no recibe ni una naranja ni nada que no sea estrictamente su salario; yo sería incapaz de quitarle una naranja a un comerciante en vía pública que arrastró su carrito 12 horas, que trabaja 14 horas al rayo del sol, el que alguien le quite cinco, 10 pesos, cinco pesos, es peor que un robo a mano armada.

 

Un asunto que aquilato muchísimo y asumo con responsabilidad. Y si la gente me ha colocado, y no nos hemos equivocado, es signo de que podemos atrevernos a más. Hemos tenido un desempeño, no quiero sonar demasiado pretencioso, impecable. Nuestra tarea es cambiar la realidad de la ciudad, y no a través de gritos y sombrerazos.

 

¿Cuál es su opinión de que les llamen la pareja imperial con Nora Arias?

No he escuchado ese término más que de las personas que tengan poca visión o poco alcance. Lo que les puedo decir a los ciudadanos es que las personas que forman parte de mi equipo me han distinguido con su amistad, he impulsado a los funcionarios de mi gabinete.

 

Ocho de los candidatos que impulsamos en el proceso anterior eran mis directores generales, una de ellas fue la licenciada Nora. Desde hace 14 ó15 años llevamos una amistad fraterna, respetuosa y correcta; iniciamos una relación de pareja hace poco más de tres años, pero nada tuvo que ver una condición personal con una de capacidad.

 

Quienes lo mencionan quieren restarle capacidad o mezquindad a reconocer las capacidades de las mujeres, sobre todo hombres misóginos (…). Treinta de mis líderes son mis compadres, porque nos hacemos amigos; no tengo ningún familiar mío ni de narcotraficantes, ni familiares.

 

Afortunadamente inicié una relación con mi compañera y esposa, Nora Arias, pero cuando ella fue candidata y delegada no teníamos ninguna relación personal; no le doy mayor relevancia a ese tema, quienes hablen de eso son unos corruptos.

 

¿Se lanzará para una diputación, para la Jefatura de Gobierno?

Habrá que respaldar a las mejores opciones de mujeres y hombres de nuestra ciudad para representarlo. Me voy a anotar a la contienda interna de nuestro partido a la Jefatura y he puesto cinco características para quienes se sometan a cualquier proceso de elección: tener presencia territorial, capacidad de convocatoria, fortaleza partidaria, capacidad administrativa, y que lo haya hecho bien, sin escándalos; que sepa gobernar y que haya ganado procesos electivos. Si alguien tiene estas condiciones, es un candidato para que compitamos en el proceso interno de nuestro partido a la Jefatura de Gobierno, si no, no tiene las cartas suficientes.

 

A mí me entra mucha inquietud y preocupación que entren actores políticos nuevos, particularmente en el partido Morena, que han operado dentro de nuestro partido de manera poco honesta, poco honorable, que conocen poco la construcción de un trabajo territorial. No podría ver a mis hijos a la cara diciendo que no me atreví a impedir la llegada de algunos usurpadores que quieren concentrar la inconformidad social en torno a personajes que me generan muchísimas sospechas.

 

Los tres principales cambios en su administración

Salud garantizada para todos, los 32 centros de salud ya abren por las tardes y los sábados.

 

Creación de la FarmaGAM, donde los maderenses puedan recoger los medicamentos gratuitamente.

 

Mitigación de riesgos, como inundaciones en Aragón; y, en educación, la instalación de mallas solares en escuelas públicas y uniformes a 110 mil niños.

 

caem