La organización delictiva de Felipe de Jesús Pérez, El Ojos, quien fue abatido por elementos de la Secretaría de Marina el 20 de julio pasado, en Tláhuac, dependía de otras células criminales más grandes, como el Cártel de Sinaloa o el Cártel del Golfo para allegarse de drogas y traficarlas en la Ciudad de México, consideró Armando Rodríguez, investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE).

 

“Hay dos grandes tipos de relaciones: cuando se desarrolla el control de las rutas para el trasiego de los estupefacientes y la segunda, cuando se comparten recursos económicos, humanos, armas e información. Ese tipo de alianza no la percibo, lo que sí es que había una alianza en la que el Cártel de Sinaloa los proveía (a los integrantes de la banda de El Ojos) de las drogas”.

 

A decir de Rodríguez, la red que tejió El Ojos continuará  y “apenas se empieza a indagar sobre el alcance que logró entre los policías que tenían como zona de vigilancia esta delegación”.

 

Subrayó que no se puede decir que se ha desarticulado la red criminal, “apenas estamos por ver cuál es  la capacidad de acción y observar quién se va a posicionar, porque la red criminal sigue”.

 

Por separado, Samuel González Ruiz, consultor internacional en seguridad pública y delincuencia organizada, consideró que existe una estrategia por parte de las autoridades capitalinas para que retomen las riendas de la seguridad del territorio que tomó el grupo de El Ojos.

 

“La autoridad no ejerció su función correcta y él (El Ojos) la tomó. Y en Tláhuac es claro que se están retomando espacios que  nunca debieron haber dejado”, expuso.

 

caem