De un momento a otro, “tan callando” diría Jorge Manrique sobre la muerte, el comer se ha vuelto un peligro inminente. No es que ciertos alimentos hayan ingresado a la lista de armas químicas; pero el riesgo de llevar una dieta que incluye carne es real, según lo advierte un estudio de la JAMA Internal Medicine, y otros tantos naturistas.

 

Las dietas vegetarianas suelen estar relacionadas con lo aburrido y poco sabroso –mejor comerse unos tacos con mucha salsa afuera de alguna estación del Metro, pensarán los carnívoros-, pero no es así y, además de ser ricas, tienen mayor valor nutritivo que las que incluyen carne y grasas, que son energéticas pero con poco valor nutrimental.

 

De hecho, según un estudio de la JAMA Internal Medicine, las dietas vegetarianas son como las verdaderas fuentes de la juventud, pues contribuyen con la reducción de la tasa de mortalidad, con un cuerpo más sano y un peso mejor balanceado.

 

Mantener una dieta ausente de carne se ha vinculado con la reducción del riesgo de generarnos enfermedades crónicas como la hipertensión, el síndrome metabólico, la diabetes mellitus y la cardiopatía isquémica, según reveló el estudio aplicado a poco más de 70 mil miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Días, quienes, en su mayoría, son disciplinados en su alimentación vegetariana.

 

El especialista Michael J. Orlich, de la Universidad de Loma Linda en California, Estados Unidos, junto con sus colegas, examinaron las causas específicas de mortalidad en el grupo de 73 mil 308 hombres y mujeres.

 

El grupo total fue clasificado en cinco subgrupos según su alimentación: no vegetariano, semivegetariano, pesco-vegetariano (incluye pescado y mariscos), lacto-ovo-vegetariana (productos lácteos y huevo) y veganos (que excluyen cualquier alimento de procedencia animal).

 

Luego de interpretar los datos y cuestionarios que les fueron aplicados a los más de 73 mil, Orlich y sus compañeros concluyeron que los vegetarianos tienden a ser mayores, con más estudios, mayores probabilidades de estar casados, beber menos alcohol, fumar menos, hacer más ejercicio y estar delgados.

 

“Alguna evidencia sugiere que los patrones dietéticos vegetarianos pueden estar asociados con una menor mortalidad, pero la relación no está bien establecida”, se admite en el estudio.

 

No obstante las cifras que arrojó el estudio fortalecen la tesis de que excluir las carnes de las dietas es más saludable, pues, en total, se produjeron 2 mil 570 muertes entre los participantes del estudio durante un seguimiento de casi seis años, cuando la tasa de mortalidad global fue de seis muertes por cada mil personas-año.

 

La razón de riesgo ajustada (HR) para la mortalidad por todas las causas en todos los vegetarianos frente a no vegetarianos fue de 0.88, o un 12 por ciento menos, según los resultados del estudio.

 

La asociación también parece ser mejor para los hombres con una reducción significativa en la mortalidad por enfermedad cardiovascular y muerte por cardiopatía isquémica en los vegetarianos frente a los no vegetarianos.

 

En las mujeres, no hubo reducciones significativas en estas categorías de la mortalidad.

 

“Estos resultados demuestran una asociación global de los patrones de la dieta vegetariana con una menor mortalidad en comparación con el patrón de dieta no vegetariana. También detectan algunas asociaciones con menor mortalidad de los pesco-vegetarianos, veganos y dietas lacto-ovo-vegetarianas comparado específicamente con la dieta no vegetariana”, concluyen los autores.

 

“Mamá yo no quiero comer animales”

 

Si un estudio como el anterior no convence, tal vez sí lo haga Luiz Antonio, un niño de tres años de edad, originario de Brasil, que se niega a comer el pulpo que su madre le sirvió, pues es un animal y los animales tienen tanto derecho a vivir y no ser comidos por los humanos, reflexiona el menor con una inocencia que ha dado la vuelta al mundo.

 

“Los peces son animales, los pulpos son animales, las gallinas, las vacas son animales, los puercos son animales… Entonces, cuando comemos a los animales ellos mueren. ¿Por qué? No me gusta que ellos mueran, me gusta que sigan de pie y felices. A esos animales debemos cuidarlos, no comerlos”, dice el menor no sin cierto dejo de simpatía pero, sobre todo, mucha razón.

 

Finalmente la madre suelta unas lágrimas pues, aunque no aparece en la grabación, es el niño quién le pregunta por qué llora, a lo que la señora responde que es emoción y el niño revira con una pregunta “¿te hice alguna cosa linda?”.

 

 

Si después de esto cambiaste de parecer sobre tu dieta y quieres empezar en el vegetarianismo, o si ya lo eres y no tienes idea de qué otros platillos comer, aquí te dejamos algunas recomendaciones cortesía de Cocina y comparte.

 

Ensalada de aguacate y nueces de la India

 

Porciones: 4

 

Ingredientes:

 

Desinfectante de verduras al gusto

Aceite de oliva extra virgen al gusto

Sal al gusto

1/4 taza de arándanos deshidratados

1 taza de nuez de la india

2 piezas de palmito

1 pieza de aguacate

1 pieza de lechuga escarola

1 pieza de lechuga orejona

 

Utensilios:

 

Tabla para picar

Cuchillo

Tazón

Escurridor

Platón

 

Preparación:

 

Cortar las lechugas en trozos tamaño bocado y poner a remojar en agua con unas gotas de desinfectante durante 5 minutos. Escurrir.

 

Cortar en trozos tamaño bocado los palmitos. Cortar el aguacate a la mitad, retirar el hueso utilizando un cuchillo. Cortar la pulpa en cubos.

 

Armar la ensalada colocando las lechugas en un platón, agregar los trozos de aguacate y de palmito. Espolvorear con los arándanos y las nueces. Rociar con aceite de oliva extra virgen y un poco de sal.

 

Servir inmediatamente.

 

 

Cazuela de hongos y elote

 

Porciones: 6

 

Ingredientes:

 

2 tazas de champiñones

Aceite de oliva al gusto

Sal al gusto

1 rama de epazote

1/4 pieza de cebolla blanca

1 diente de ajo

2 piezas de chile poblano

1/2 cucharita de polvo para hornear (levadura química)

1/2 cucharita de sal

90 gramos de mantequilla con sal

6 piezas de elote

 

Utensilios

 

Tabla para picar

Cuchillo

Licuadora

Tazón

Tatin dish

Pala de madera

Estufa

Horno

 

Preparación:

 

Desgranar los elotes con un cuchillo sobre la tabla para picar, cortando solo dos filas a la vez. Una vez que se desgranó todo el elote repasar con el cuchillo para sacar toda la pulpa. Moler los granos de elote en la licuadora, moliendo partes a la vez para que se muelan bien. Si se tiene procesador de alimentos en más sencillo.

 

Dejar suavizar un poco la mantequilla y batir con un tenedor hasta que se esponje un poco. Añadir el elote molido, la sal y el polvo para hornear incorporando bien con la cuchara de madera. Reservar.

 

Picar el chile poblano cuidando de eliminar las semillas y las venas. Picar los champiñones en rodajas. Picar finamente el ajo, la cebolla y el epazote.

 

En una cazuela que s epoda usar sobre la estufa y en el horno, acitronar el ajo, la cebolla y el chile picado durante 3 minutos. Agregar los champiñones y el epazote picado y continuar cociendo 3 minutos más moviendo con frecuencia. Sazonar con sal y mezclar. Retirar del fuego. Agregar la mezcla de elotes molidos encima. Meter al horno previamente calentado a 300°F (150°C) y dejar cocer hasta que el elote se vea cocido, aproximadamente 30 minutos.

 

Sacar del horno, dejar enfriar, pasar un cuchillo por la orilla para despegarlo, voltear sobre un plato a modo que la capa de elote quede abajo y lo demás encima.

 

Servir en rebanadas como plato fuerte.

 

 

Enchiladas de jícama en cama de frijol

 

Porciones: 2

 

Ingredientes:

 

1/2 cucharita de sal

6 cucharitas de aceite de oliva

1 diente de ajo

1 taza de frijoles cocidos enteros

50 gramos de queso fresco

1 pieza de papa blanca

1 pieza de zanahoria

1 pieza de jícama

1 cucharita de vinagre blanco

1/8 cucharita de orégano seco

8 piezas de chile guajillo

1/4 pieza de cebolla blanca

 

Utensilios:

Tijeras

Olla honda pequeña

Pelador

Tabla para picar

Cuchillo

Licuadora

Sartén abierto

Cuchara

Pala

Estufa

Mandolina

Pinza

 

Preparación:

 

Abrir los chiles guajillos con una tijera, retirarles el rabo, las semillas y las venas. Hervir 5 minutos en una olla honda con agua, dejar reposar 5 minutos más. Moler en la licuadora con muy poca agua, el diente de ajo, un trocito de cebolla el orégano seco, media cucharita de sal y el vinagre. Reservar la salsa.

 

Pelar y la papa y la zanahoria en cubos muy pequeños, poner a hervir en agua con sal 5 minutos, escurrir. Dorar un poco las papas y las zanahorias en un sartén con aceite y un poco de la salsa de chile. Reservar.

 

Pelar la jícama, rebanar muy delgada utilizando una mandolina o un rebanador de carnes frías.

 

Moler los frijoles de la olla en la licuadora hasta que quede una salsa de frijol delgada. Sofreír levemente en una sartén.

 

Calentar un poco de aceite en una sartén abierta. Sumergir las rebanadas de jícama en la salsa de chile y pasarlas por aceite caliente en el sartén. Dejar cocer un par de minutos, volteando con una pinza a que se tornen suaves y el chile esté cocido. Rellenar con el guiso de papas y zanahorias y envolver en forma de enchiladas.

 

Colocar la salsa de frijol sobre un plato a modo de cama. Poner encima 4 enchiladitas.

 

Espolvorear las enchiladas con queso fresco y servir inmediatamente.