La prohibición y criminalización del consumo de mariguana es innecesaria, desproporcionada y parte de argumentos sin sustento científico ni estadístico, señala el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea en su dictamen que, de ser aprobado hoy por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, legalizaría sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer y transportar mariguana para consumo personal.

 

En su ponencia, enlistada para discutirse este miércoles, Zaldívar Lelo de Larrea desestima los principales argumentos de la política prohibicionista al señalar que la mariguana no supone un riesgo importante para la salud y que sus consecuencias son mínimas o reversibles, en comparación con sustancias legales como el cigarro o el alcohol.

 

Menciona que genera menor adicción que otras sustancias y que su incidencia en el consumo de drogas más “duras” o peligrosas es muy bajo, e incluso, discutible; también señala que es especulativo vincular a la hierba con la comisión de ilícitos, pues “en México sólo 10% de las personas que cometieron algún delito lo hicieron bajo el influjo de alguna droga, y de éstos sólo 11% había consumido mariguana”.

 

El único riesgo para la salud pública comprobado y que sí reconoce el ministro está en las personas que conducen un vehículo o manejan equipo pesado o peligroso bajo el influjo de la planta. Por lo demás señala, no hay afectaciones directas al bienestar público.

 

“La evidencia disponible muestra que el consumo de marihuana genera daños o afectaciones de distinto tipo. Con todo, algunas de esas afectaciones han sido corroboradas de manera concluyente, mientras que otras son poco probables o se tratan de meras especulaciones”.

 

En esta línea, por ejemplo, datos de la Encuesta Nacional de Adicciones señalan que entre 2002 y 2008 el consumo de drogas ilegales aumentó de 4.6% a 5.2% entre la población de 12 a 65 años, “lo que podría interpretarse en el sentido de que el citado sistema de prohibiciones es ineficaz para reducir el consumo”, argumenta el ministro.
“Resulta más eficaz una política que busca impedir que ocurran esas afectaciones a la salud o atacar los factores sociales que causan el consumo de marihuana, que una medida que combate dicha problemática indirectamente a través de la prohibición de su consumo (…) la prohibición del consumo de marihuana no ha reducido el número de consumidores y tampoco ha disminuido los daños a la salud asociados”.