El primer ministro socialista francés Manuel Valls anunció su candidatura a las primarias de la izquierda con un discurso que hizo un alegato a la unión para romper los pronósticos que auguran su derrota en las presidenciales de 2017.
Sin citar los comicios internos que su partido celebrará entre los próximos 22 y 29 de enero, Valls se presentó directamente como “candidato a la presidencia de la República”, cuatro días después de que el presidente, François Hollande, confirmara que no aspira a la reelección.

 

En su punto de mira colocó al Frente Nacional y a Los Republicanos y a las recetas de esos dos partidos que “presentan como un avance un paso atrás social generalizado” y piden a los funcionarios “trabajar más para ganar menos”.

 

La mayoría del Partido Socialista considera al primer ministro una figura autoritaria, con una laicidad militante republicana a la española, divisorio, la derecha del partido. Su ferocidad, su tono, el contenido y la traición a Hollande irritan a unos y otros. Su campaña para desbancar a Hollande también le va a costar en la interna porque los socialistas miden las lealtades.

 

Su apoyo a la prohibición de la Burkini, a la quita de nacionalidad para los condenados por terrorismo, la aplicación del artículo 4,9 en la Asamblea Nacional para pasar legislación por la fuerza, la ley de reforma laboral son parte de su pesada mochila para poder convencer al electorado socialista.

 

Anuncia candidatura

 

“Se nos dice que la izquierda no tiene ninguna posibilidad, que no se unirá nunca, que la extrema derecha ya está calificada de oficio, que (el conservador François) Fillon es el próximo presidente, pero nada está escrito. Nuestras vidas valen más que los pronósticos”

 

Manuel Valls

Primer ministro francés