Estamos en un momento en que nadie puede negar que la violencia y la inseguridad en nuestro país se han incrementado de manera alarmante. Estamos en niveles de violencia superiores a los de 2011 y en momentos similares a los de 2004, en donde la sociedad exige alto a la delincuencia.

 

Hace 13 años fuimos testigos de la gran Marcha Blanca, convocada el 27 de junio de 2004 por varias organizaciones de la sociedad civil; ahí se exigió al gobierno un cambio de rumbo en el combate al crimen.

 

Y es que lo que debemos tomar en cuenta es que cuando hablamos de violencia no sólo nos referimos al gran incremento de los homicidios dolosos, tampoco nos referimos del todo a los constantes enfrentamientos como el del domingo pasado en Sinaloa, donde murieron 19 personas, o el ocurrido ayer en la comunidad de La Vara en Chihuahua, en donde la disputa entre grupos criminales dejó un saldo de 26 muertos.

 

Cuando los ciudadanos hablamos de violencia e inseguridad, es justo cuando se incrementan los diversos delitos llamados de alto impacto: homicidios, secuestros, robos, robos a casa habitación, robo de vehículos.

 

El cambio de rumbo al combate de la delincuencia no es un llamado nuevo, al menos en los dos últimos años y sólo por poner un breve periodo, el Observatorio Nacional Ciudadano, que dirige Francisco Rivas, ha señalado que las estrategias y los recursos en el combate demuestran que se está fallando.

 

En los dos últimos años y en lo que va de éste no se ha logrado reducir la tasa de homicidios, ni siquiera en los 50 municipios señalados como prioritarios para el Gobierno federal. El Observatorio hace en su último informe un buen apunte, “la autoridad sigue privilegiando el ataque frontal de los grupos criminales, lo que ha provocado una reconfiguración de la criminalidad y de los actores generadores de violencia”. Esta estrategia no da el claro ejemplo de que la estrategia no está funcionando.

 

Por meses, las autoridades nos han dicho que los delitos, de los que muchos son o somos víctimas, son sólo una percepción, pero las cifras y la realidad dicen que entre 2015 y 2016 aumentaron el homicidio doloso, la extorsión, el robo total con violencia y el robo de vehículo -ilícito que por años vio una disminución sostenida-. Situación que incluso se puede observar posee una tendencia a aumentar en lo que va de 2017.

 

Es por ello que es necesario que las autoridades federales anuncien una nueva estrategia o quizás haga falta que 13 años después, personajes como Francisco Rivas y otras organizaciones convoquen a la sociedad a marchar y exigir un ya basta.

 

En otros procesos

 

En Puebla se realizará una audiencia importante, ya que los implicados en el asesinato del comisionado de la Policía federal, Juan Camilo Castagné, deberán escuchar los cargos que hay en su contra y las pruebas presentadas; en dicha audiencia se determinará si son vinculados a proceso.

 

Para la Policía federal, los resultados de la detención y la investigación de la responsabilidad de al menos cuatro de estos 10 hombres del Cártel Jalisco Nueva Generación son vitales para recuperar la confianza no sólo de los ciudadanos de Veracruz, sino de los propios elementos desplegados en el estado.

 

aarl