Bajo la dirección de Boris Schoemann, la puesta en escena “Una merienda para negros” arrancó temporada en la sala Rosario Castellanos, de la Casa del Lago de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde ofrecerá funciones un mes, de viernes a domingos.

 

 

Con dramaturgia de Edgar Chías, la pieza expone cuestiones como la discriminación, el falso periodismo, la desaparición y la política económica, temas del espectro contemporáneo, a partir de la tragedia shakesperiana “Otelo”.

 

 

Producida por la compañía MALA Teatro, la obra es una mezcla de historias, un juego escénico en el que nada es lo que parece.

 

 

En escena, tres actores toman las voces de Otello, Desdémona y Iaggo, para construir una metáfora del manejo del poder y confrontar la anécdota del clásico shakesperiano con el contexto político mundial.

 

 

José Juan Sánchez, Pamela Almanza y Leonardo Zamudio son los actores que dan vida a los personajes, llevando al público a reflexionar sobre su responsabilidad como espectadores de un mundo que se construye en la pantalla, en las primeras planas y en las redes, y donde una fotografía se vuelve más real que la realidad misma.

 

 

De acuerdo con los promotores del montaje, la dirección escénica corre a cargo de Boris Schoemann, quien potencializa la fuerza del texto para abordar temas como la discriminación, el falso periodismo, la desaparición, la política económica y por supuesto los negros.

 

 

Esta negritud que aborda Chías en su dramaturgia permea a todos, pues cuando habla de negros habla de lo empobrecido, de lo débil, y en este contexto nadie se salva: Otello el Moro, Desdémona mujer y Iaggo sirviente cargarán siempre la sombra negra que les impone la sociedad.

 

 

La mezcla de historias que propone el autor nos muestra una realidad violenta y saturada de verdades históricas falsas, pero validadas por los medios masivos de comunicación, quienes en la actualidad tienen la última palabra sobre qué historia existe y cuál desaparece.

 

 

“Una merienda de negros” cuenta con el diseño de escenografía de Auda Carazo, vestuario de Atenea Chávez, iluminación de Jesús Giles, diseño sonoro de Isaí Flores, realización de video de Ernesto Madrigal y la producción ejecutiva y asistencia de dirección de Alejandra Ramos.

 

 

grg