GUADALAJARA. Ni rojo, ni blanco, ni negro, ni amarillo. Ni chiva, ni león. No hay duda de que sobre la cancha del Estadio Jalisco se pararon dos equipos desesperados por salvar la categoría. Leones Negros, lo dice su nombre, es una fiera herida, que sabe que cada balón es de vida o muerte y pueda costarles el descenso.  Chivas al fin parece entender que se juega su historia y prosapia en el Clausura 2015, por eso el 1-1 final es justa consecuencia de dos equipos que salieron al campo a sudar la playera rayada hasta el tuétano del amor a su respectiva institución.

 

Empate que deja las cosas como antes del inicio de la jornada, con Guadalajara que mantiene tres puntos de ventaja sobre Puebla, para no amanecer como último en la porcentual, y UdeG, por encima de Chivas, aunque por debajo de un irreconocible Veracruz, que suma que suma y parece se les escapa en la lucha por no quemarse.

 

Pletórico marco para un duelo en la parte más lodosa de la tabla, un estadio Jalisco abarrotado, con la afición de Leones apoyando, pero con la del rebaño dominando. Cierto que los primeros 45 minutos no ofrecieron un encuentro para mantenerse en la puntilla de la butaca, comprensible apenas para dos equipos demasiado tensos. Cómo no, perder ante el rival de enfrente significaba un empujón más al infierno.

 

Lo mejor vino en el complemento, cuando UdeG se fue al frente y lo hizo con la polémica de su lado, gracias al remate de Fidel Martínez, en dudoso fuera de lugar, precisamente una semana después de la tormenta que se le vino al arbitraje, que señalaba a los de negro como fieles aliados de Guadalajara, y ¡zaz!, bofetada, porque en la más polémica de las jugadas a la ofensiva de los Leones Negros, cuando habría canido levantar la bandera para señalar fuera de lugar, pues no, resulta que el árbitro Francisco Chacón decidió que el gol cuenta y Chivas abajo en el marcador desde el 47 de acción.

 

Pero este Guadalajara ha cambiado. Los hombres del Chepo se ven más ordenados. Por eso Chivas se dedicó a picar piedra, a llevar el balón al arco de Humberto Hernández, sabedores que una bastaba para no salir con la bolsa vacía del Jalisco.

 

Chivas tuvo su recompensa a siete minutos del final, en centro pasado que Omar Bravo, quién más. Midió seguro y con fuerza suficiente para ganar en la marcación del rival, rematar y dejar sin la gloria el guante del lance de Hernández. Fue el 1-1 que evitó que Leones se escapara y que Chivas sumara un punto más que lo separa ya a tres del Puebla.

 

Empate que suma poco, pero que sabe a gloria a un par de desesperados.