Uno de los caciques fundadores de Nezahualcóyotl contaba una historia sobre un ex presidente de ese municipio: Un día, en Las Vegas, sorprendido por la forma en que gastaba y presumía dinero, una persona se le acercó al ex alcalde y le preguntó:

 

–¿A qué se dedica usted en México?

 

El mexicano respondió de forma tranquila: “Tengo un negocio que se llama Neza”.

 

La anécdota muestra cómo algunas personas ven a la política: como un espacio para hacer dinero. No sólo se trata de escalar económicamente en la sociedad, sino de hacer dinero de una forma burda y descarada a partir de algo que también se puede llamar: el negocio de la pobreza.

 

Medrar con la pobreza es una práctica común en muchos municipios. Yo documento algunos casos en mi libro Doña Loba: una historia de cacicazgo y poder, principalmente el de Guadalupe Buendía y su familia. Pero hay muchos más por todo el país.

 

Sólo hay que voltear a ver cómo viven los diputados, los delegados, los secretarios de Estado y los gobernadores: camionetas blindadas, celulares, escoltas, viajes, relojes, bolsas, cirugías plásticas etc, etc, etc., todo a costa del erario y de algunos negocios concretados gracias a su posición política, no siempre lícitos.

 

GUERRERO CHIMALLI

Los líderes sindicales son otro ejemplo. Negocian con la necesidad de los trabajadores y logran fortunas. Algunos diarios como Reforma han documentado sus excesos en sus ranchos, autos de lujo, yates y aviones privados.

 

Cuento esta anécdota por algo que sucedió en otro municipio mexiquense. Si el primer caso se refiere a un ex alcalde priista, este es de tres perredistas que pelearon una alcaldía.

 

Valle de Chalco Solidaridad

 

Recorrí el territorio que pertenece a Valle de Chalco Solidaridad desde antes de que se fundara como municipio. Ahí conocí a Carlos Salinas justo el día en que fue a inaugurarlo, el último día de su mandato. Un símbolo del salinismo formado con tierras del DF, Ixtapaulca y Chalco. Lo he visitado varias veces (al municipio, no a Salinas), varios años después, por motivos periodísticos, y la pobreza sigue igual y en algunas colonias peor. La inseguridad crece, hay extorsión y secuestro, robo a transeúntes y a negocios. Se han detectado varias casas de seguridad del crimen organizado.

 

Y a pesar de que no mejora, estas últimas semanas protagonizó una escena digna de una película de Tin-Tan o Cantinflas, o más aún, de la película La Ley de Herodes… o de Los Supermachos.

 

Por un momento tres personajes reclamaban la Presidencia de este que es uno de los municipios más pobres del Estado de México.

 

El primero, Jesús Sánchez Isidoro, pidió licencia para buscar una diputación local, la cual ganó. Una vez que rindió protesta como legislador, comenzó a fortalecerse la versión de un supuesto desvío por 22 millones de pesos. Y en ese contexto, Sánchez Isidoro pidió licencia en el Congreso para intentar volver a terminar su gestión como alcalde (hasta el 31 de diciembre). Pero no pudo porque el perredista, igual que él, José Luis Hernández Bautista y primer regidor, estaba de encargado del Despacho y no quería dejar el cargo.

 

Por el municipio también rondaba Fernando Ruiz Razo, suplente de Sánchez Isidoro y a quien, legalmente, le correspondía ser alcalde, sólo que no podía tomar posesión porque el secretario de Ayuntamiento no había convocado al Cabildo para realizar la sesión en la que se le tomaría protesta.

 

Finalmente fue el Tribunal Electoral quien ordenó (tres veces, por cierto) al secretario del Ayuntamiento, José Luis Herrera, realizar la sesión.

 

Es una historia de un municipio que cada día se hunde más en la pobreza, mientras sus políticos viven mucho mejor. Pueblo pobre y político rico, diría uno de los políticos mexicanos menos transparentes, pero que usa algunas frases, a veces, muy acertadas. Hay indicios de que lo que realmente pelean es el “negocio de la pobreza”, sólo posible por una ecuación en la que la corrupción y la impunidad son las principales variables: un grupo de sujetos pelea dos meses de estancia en la alcaldía de uno de los territorios más pobres, en donde se habla de un desvío de 22 millones de pesos y ningún detenido.

 

Ojalá y en unos años no aparezca una persona que cuenta una anécdota de un ex alcalde de Valle de Chalco Solidaridad que en Las Vegas respondió a un curioso: “tengo un negocio que se llama Valle de Chalco Solidaridad”.