SANTIAGO DE CHILE. Son vecinos que se pasan, pero no se tragan. Se trata de Bolivia y Chile, dos países que, por diversos motivos, siempre terminan mostrándose los dientes.

 

Apenas unos días después de que el presidente boliviano, Evo Morales, extendió una invitación a su colega, Michelle Bachelet, para que viaje al Vaticano a discutir con el Papa reanudar relaciones diplomáticas con Chile para buscar una solución a su reclamo de una salida al Pacífico, el gobierno de Chile puso en duda el restablecimiento de esas relaciones a raíz de las últimas declaraciones de Morales, que amenazó con expulsar al cónsul chileno en La Paz por reunirse con políticos opositores.

 

El canciller chileno, Heraldo Muñoz, dijo en una conferencia de prensa que Bolivia respondió a la propuesta chilena de diálogo con una amenaza y aseguró que el Gobierno boliviano no tiene “voluntad política” para retomar las relaciones diplomáticas.

 

“Todo tiene un límite y esto ha ido escalando”, apuntó el jefe de la diplomacia chilena, que agregó: “¿Qué más se puede decir? Nos vemos en La Haya”, en referencia a la demanda marítima interpuesta por Bolivia en ese tribunal.

 

La última polémica en las tensas relaciones entre los dos países se originó por unas declaraciones de Morales al diario El Deber en las que dijo que analiza expulsar del país al cónsul chileno en La Paz, Milenko Skoknic, porque se reunió con opositores bolivianos con intención de desestabilizar a su gobierno.

 

“El cónsul de Chile estaba viajando a todos los departamentos, no sé si hay que declarar persona non grata a ese cónsul, buscando a autoridades y dirigentes. No sé si son sus atribuciones, vamos a analizar profundamente esta andanza del cónsul chileno”, dijo el presidente boliviano.

 

Morales acusó también al gobierno chileno de buscar la “inestabilidad política” de Bolivia y perjudicar su gestión.

 

Las palabras de Morales se conocieron solo un día después de que él mismo anunciara que la Cancillería de su país enviará una propuesta formal para restablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países, con el papa Francisco como garante para hallar una solución a la demanda marítima.

 

Chile se ofreció en las últimas semanas a retomar los lazos diplomáticos sin condiciones, después de que en su visita a Bolivia el papa Francisco instara a ambos países a dialogar para resolver sus diferencias.

 

El canciller chileno criticó las condiciones impuestas por Bolivia y la amenaza de expulsión contra el cónsul y llamó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y al papa Francisco a “tomar nota” de lo sucedido.

 

Muñoz sostuvo que el cónsul chileno, el representante diplomático de más alto rango en La Paz, es un “profesional” que “ha hecho su trabajo de forma seria y competente”.

 

“Él se reúne con autoridades representativas y no con dirigentes que puedan ser cuestionados”, dijo el ministro, quien agregó que la cónsul boliviana (Magdalena Cajías) en Chile “se reúne con quien desea con total libertad”.

 

Las relaciones a nivel de embajadores entre ambas naciones están suspendidas por decisión de Bolivia desde 1962, con un breve paréntesis entre 1975 y 1978.

 

Bolivia, que perdió su acceso al mar en una guerra del siglo XIX, demandó en 2013 a Chile ante la Corte de La Haya para que el tribunal obligue al país austral a negociar y concederle un acceso con soberanía al Pacífico.