NUEVA YORK. ¿Puede una empresa que hace cinco años no existía y con una gran destreza para enfurecer a los reguladores con poder para cerrarla, poseer un valor de 40 mil millones de dólares?

 

Tal es la cifra que alborotó a los inversionistas desde Wall Street hasta Silicon Valley después del anuncio de que Uber había recibido el mayor monto de capitales de riesgo de cualquier empresa privada este año.

 

La inversión atribuye a la empresa de contratación de taxis un valor superior al de American Airlines o Kraft Foods, lo que significa un voto de confianza anonadador… o tal vez un exceso de optimismo.

 

“Me hace sangrar por la nariz”, dijo Sam Hamadeh, director general de la firma de investigaciones PrivCo. “Piden que uno compre sobre la base de especulación pura”.

 

La infusión de fondos de inversionistas —mil 200 millones de dólares por una pequeña parte del paquete— se produce en momentos que el valor de las compañías privadas respaldadas por capitales de riesgo aumenta rápidamente.

 

Las valuaciones de Dropbox —un servicio para compartir archivos— y Airbnb —un sitio de internet para gente que quiere atraer inquilinos para sus viviendas— se han ido a las nubes al recibir nuevas inversiones.

 

Sin embargo, con 40 mil millones de dólares, Uber se llevó la palma. Duplica con creces su valuación de hace apenas seis meses.

 

Con un app fácil de usar, la compañía promete explotar un gran mercado que vincula a los conductores de autos con clientes que necesitan que los lleven, a manera de taxis privados, pero enfrenta obstáculos regulatorios, competencia y preguntas sobre cómo ganará dinero.

 

Uber ofrece sus servicios en 250 ciudades de 50 países, comparado con 60 ciudades en 21 países hace un año. Con la app se puede pedir un auto en Asia, América del Norte y Europa. Es un mercado muy grande.