TÚNEZ. La reconocida Primavera Árabe tuvo éxito sólo en un país: Túnez. En Egipto, Libia y Siria no hay estabilidad. Por ello, la de ayer, tiene que ser considerada como una jornada histórica porque por primera ocasión los tunecinos votaron para elegir a su presidente.

 

Desde las 8 de la mañana y en 11 mil colegios electorales los ciudadanos iabn acudiendo poco a poco a los centros de voto para elegir a uno de los veintidós candidatos que participan en los comicios.

 

El candidato laico Beyi Caid Essebsi obtuvo la victoria con un 47.80% de los votos en la primera vuelta, según las primeras encuestas a pie de urna.

 

Un responsable de la agencia privada de sondeos “3 C” declaró en la televisión nacional tunecina que Essebsi, líder del partido Nidá Tunis (La Llamada de Túnez) que venció ya en las legislativas, obtendría el primer lugar con la mayoría relativa pero no absoluta; en segundo puesto se ubicó, con el 26.90% de los votos, el presidente saliente, Moncef Marzuki.

 

Beyi Caid Essebsi, de 88 años, aparece como el único capaz de sacar al país de la crisis por su gran trayectoria política, tras haber sabido romper con dos dictaduras.

 

Nacido el 29 de noviembre de 1926 en una familia de la burguesía ilustrada que hizo fortuna, Essebsi comenzó en política como miembro activo de la resistencia contra el protectorado francés mientras finalizaba sus estudios de Derecho en París, con un aura de luchador anticolonialista que siempre ha sido un “plus” en el Magreb.

 

Con la independencia, en marzo de 1956, el joven abogado ocupó varios puestos: representante del presidente Habib Burguiba; responsable de varias áreas en el Ministerio de Interior, hasta llegar a director de la Seguridad Nacional y a titular de Interior en 1967 y responsabilizarse en 1969 de la cartera de Defensa.

 

Essebsi a la política y durante seis años ocupó la cartera de ministro de Asuntos Exteriores durante seis años (1981-1987)

 

Essebsi fue elegido diputado en 1989 y presidente del Parlamento del 14 de marzo de 1990 al 9 de octubre de 1991, cuando, por segunda vez en su vida, volvió a abandonar la política al vislumbrar la deriva dictatorial del régimen de Ben Alí.

 

Durante veinte años desapareció de la vida pública hasta que las primeras revueltas de la Primavera Árabe, que acabaron con el régimen de Ben Alí en 2011, lo devolvieron a la primera línea del convulso escenario político tunecino con el inicio de una transición democrática.

 

Tras la caída del Gobierno del longevo primer ministro de Ben Alí, Mohamed Ganuchi, por la presión de la calle, ocupada por miles de jóvenes, Essebsi lideró el Ejecutivo desde el 27 de febrero hasta el 24 de diciembre de 2011, cuando fue sustituido por el primer ministro islamista, Hamadi Yabali.

 

En esos meses de “revolución” Essebsi se encargó de organizar las primeras elecciones democráticas, transparentes y libres de Túnez, de las que salió una Asamblea Nacional Constituyente que debía redactar una nueva Constitución en un periodo que se prolongó hasta el pasado 27 de enero, cuando fue adoptada.