El Túnel Emisor Oriente (TEO), obra que busca terminar con las inundaciones en el oriente de la Ciudad de México y el Estado de México, lleva un avance  de 70.5%  y estará listo en 2018.

 

Roberto Ramírez, director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), aseguró en una entrevista con 24 HORAS que el costo de la obra principal es de 23 mil millones de pesos, pero a ellos deben agregarse nueve mil millones de pesos más por obras anexas que no estaban contempladas en el contrato original.

 

El funcionario explicó que el contrato original, firmado durante el sexenio de Felipe Calderón, fue por un costo de nueve mil millones de pesos, luego pasó a 16 mil millones y, finalmente, a los 23 mil millones actuales, a los cuales deben sumarse el costo de las obras complementarías, por nueve mil millones. Dando un total de 32 mil millones de pesos.

 

“Se ha dicho mucho que el túnel cuesta 32 mil millones de pesos, la realidad es que la obra, por lo que corresponde al tubo, cuesta 23 mil  millones. El contrato anterior, que se dijo que costaba 16 mil millones de pesos y pasó a 32 mil millones de pesos, no es así, ese contrato vale 23 mil millones de pesos”, manifestó en una entrevista con 24 HORAS.

 

Indicó que una de estas obras anexas será construida en Hidalgo, pues al concluirse los trabajos del Túnel Emisor Oriente, éste llegará a Tula, por lo que “el caudal de agua que va a traer va a requerir que tenga un desazolve, es una obra complementaria para que el TEO pueda funcionar una vez que termine”.

 

Recordó que el aumento en el costo de la construcción de la obra es porque desde el principio  no se evaluaron todas las características del suelo en los 62 kilómetros  que recorrerá el túnel para poder calcular cuánto costaba realmente la obra.

 

 

El caso Huixquilucan

 

Por otra parte, sobre los desbordamientos del río La Coyotera, en Huixquilucan,  Ramírez afirmó que se trata de un tema de ordenamiento territorial y que no es una situación que puedan resolver de un día para otro.

 

“La ciudad creció donde corría el río (La Coyotera) y se construyó donde tradicionalmente bajaba el agua. Tenemos que buscar la forma de solucionar cómo convivimos con el ordenamiento territorial con la parte de la vivienda y el cauce de un río, que lo que busca es cruzar donde tradicionalmente corría”,  manifestó.

 

El funcionario comentó  que originalmente se construyó un drenaje conforme a la normatividad para la situación hidráulica de esa zona, “pero se taponeó principalmente por el tema de la basura. Se limpió y sacaron 22 toneladas de basura, y la segunda ocasión, en quince días, pareciera ser que no se limpió absolutamente nada  porque había casi la misma cantidad de basura que la primera vez. El tema de la basura es el mayor enemigo de las ciudades, porque es lo que tapa las coladeras y los ductos”,  detalló.

 

 

Temporada de ciclones

 

Respecto al tema de ciclones, el funcionario indicó que habrá más de los previstos para este año: “Se había pronosticado al empezar la temporada (mayo) que íbamos a tener 30 ciclones entre el Pacífico y el Atlántico; hace un par de semanas se volvió a efectuar un análisis y lo reajustaron a 35.

 

“Es decir, ya 30 era arriba de lo normal, generalmente tenemos 24 o 25 ciclones, 30 era arriba, pero ahora ya nos estamos yendo a 35, entonces va a ser una temporada complicada por el número de ciclones que se está previendo tener”, destacó el funcionario.

 

 

El Niño

 

Finalmente, resaltó que es un año muy particular, porque en el anterior se vivió el fenómeno del “Niño”.

 

“Cuando la temperatura de más de seis meses consecutivos se incrementa más de medio grado en el océano Pacífico, se considera que estamos ante el fenómeno del Niño. Entonces tuvimos un niño muy largo, empezamos en marzo  del año pasado y acabamos de concluir hace mes y medio aproximadamente.

 

“Entonces entramos a un año neutro,  es decir termina el Niño, es un año normal por decirlo así, pero ya se está pronosticando que a finales de año tengamos la Niña, que es exactamente lo contrario, que la temperatura del océano Pacífico en lugar de ir para arriba, va para abajo”, resaltó Ramírez de la Parra.