WASHINGTON. Una cambio inesperado y profundo en la estrategia de un candidato que construyó su campaña en torno a la promesa de construir un muro en frontera sur estadunidense para frenar la inmigración irregular y calificó a los inmigrantes provenientes de México de “violadores” y responsables del tráfico de droga. Los planes de deportación masiva de millones de indocumentados propuestos por Donald Trump “están por determinar” y serán desarrollados “en las próximas semanas”, indicó Kellyanne Conway, su nueva jefa de campaña.

 

“Lo que Trump respalda es asegurar que se aplique la ley, que seamos respetuosos con esos estadounidenses que están buscando empleos bien remunerados y que somos justos y humanos con aquellos que viven entre nosotros”, afirmó Conway, nombrada esta semana y que era hasta ahora asesora y analista de encuestas de la candidatura de Trump en una entrevista en la cadena CNN.

 

La nueva jefa de campaña eludió concretar detalles sobre el plan migratorio de Trump y se limitó a anunciar que el magnate ofrecerá más precisión “en las próxima semanas”.

 

El sábado, el candidato republicano se reunió con su recién creado “Consejo Nacional Hispano de Asesoramiento“, un conjunto de líderes empresariales, civiles y religiosos, con el que el magnate busca relanzar su debilitada posición en las encuestas entre la comunidad hispana tras numerosas declaraciones polémicas.

 

La gran incógnita, ahora, es saber cuánto puede aguantar antes de volver a quemar los papeles, abandonando el libreto y cayendo en la espiral de autodestrucción que lo hizo pasar en cinco semanas de un empate técnico a una derrota casi segura frente a su rival Hillary Clinton.

 

La encuestas siguen reflejando un aumento de la ventaja de Clinton en Estados clave como Pensilvania, Michigan, Ohio o Florida, y para Trump cada semana que pasa sin proponer medidas que no sean calificadas disparatadas, como la idea de imponer un examen ideológico a inmigrantes, son tiempo perdido.