Los corresponsales estadunidenses, hispanos y europeos estaban que se volvían locos ayer con la visita de los secretarios de Estado, Rex Tillerson, y de Seguridad Interior de Estados Unidos, John Kelly.

 

 

¡No les cabía en la cabeza tanto desorden!

 

 

Desorden provocado por Donald Trump, por supuesto.

 

 

Porque desde Washington, el mandatario estadunidense se dio a la tarea –una vez más- de sabotear la reunión de sus enviados a la Ciudad de México para reunirse con sus homólogos: el canciller Luis Videgaray y el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong.

 

 

El nerviosismo de los corresponsales comenzó a cundir en la Secretaría de Relaciones Exteriores cuando notaron que la agenda llevaba una hora de retraso (cosa que normalmente no ocurre en este tipo de visitas).

 

 

Versiones corrían en el sentido de que los funcionarios no lograban ponerse de acuerdo para hacer la declaración conjunta; que no había acuerdo, ni material de dónde hacer una declaración conjunta.

 

 

La inquietud aumentó al esparcirse el rumor de que podría cancelarse la reunión de Tillerson y Kelly con el presidente Enrique Peña Nieto.

 

 

Esto, porque para entonces había llegado a los celulares de los corresponsales –y obviamente de los equipos de los secretarios reunidos- lo que acababa de declarar Trump de que se estaba realizando una “operación militar” para detener y deportar a los “tipos malos”, a los migrantes ilegales.

 

 

Ya imaginarán la reacción del lado mexicano. ¡Se les atragantó todo!, aún cuando Kelly sostendría –incluso ante los medios- que no intervendrían militares en las labores de migración.

 

 

Vaya, el entuerto fue tal que en la Casa Blanca tuvo que aparecer el vocero presidencial Sean Spicer para tratar de dizque arreglar los dichos de Trump y, al estilo de Rubén Aguilar (el vocero de Vicente Fox, ¿recuerdan?), salió a explicar lo que el Presidente quiso decir.

 

 

¿Y qué quiso decir el magnate naranja con eso de que era toda una “operación militar” la que estaba aplicando, como nunca, “a un ritmo nunca antes visto”, contra los “tipos malos”?

 

 

Pues, según su vocero, se trató sólo de “un adjetivo”. De una expresión para dar nada más una idea de la “precisión” con que se realizaba la deportación de los inmigrantes indocumentados.

 

 

Las carcajadas estallaron entre los corresponsales. Corrió entonces la broma de que Trump conocía sólo tres adjetivos: incredible, unbelievable, phenomenal…; pero ahora podían añadir uno más: military.

 

 

En fin, el caso es que las declaraciones de Trump terminaron por echar a perder la ya de por sí difícil reunión que sostenían Tillerson, Kelly, Videgaray, Osorio.

 

 

Las caras largas –de unos y otros- fueron más elocuentes que las declaraciones de los funcionarios al término del encuentro.

 

Como diría el internacionalista Fausto Pretelin: fuera de la retórica, queda lo que comentó Videgaray: las diferencias continúan…

 

 

GEMAS. Obsequio de Donald Trump: “Están viendo lo que está pasando en la frontera. De repente estamos sacando a los pandilleros, estamos sacando a los señores de la droga y estamos sacando a tipos realmente malos de este país. A un ritmo que no se había visto hasta ahora. Y ellos son los malos. Y es una operación militar”.