Sin vida social en Nueva York y aislado en la Casa Blanca, el Presidente Donald Trump encuentra en Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, un refugio familiar a la presión y críticas de su incipiente gestión.

 

 
Igual hicieron sus antecesores Richard Nixon en Cabo Vizcaíno, FL., George H. Bush en el complejo familiar de Kennebunkport, Maine, Bill Clinton en Martha’s Vineyard, Mass, George W. Bush en su rancho de Crawford,TX, y Barack Obama en  Hawái.

 
Con una diferencia. 

 
A pesar de que el artículo 1, sección 9 cláusula 8 de la Constitución establece que “ninguna persona que ostente cargos públicos, debe lucrar, aceptar pagos o regalos, sean de Reyes, Príncipes o jefes de Gobierno extranjeros, para evitar influencias externas”, Trump no entregó el manejo de sus múltiples empresas en 28 países a un “Fondo Ciego o Fideicomiso”, además de que contrata y promociona sus sitios de descanso, propiedad del grupo Trump, lo que trató de evitar la Coalición de Ciudadanos por una Ética Responsable demandándolo ante una corte federal en enero pasado.

 
“Nunca antes el pueblo de EU eligió a un Presidente con intereses empresariales tan vastos, complicados y secretos como Donald J. Trump, que crean innumerables conflictos de interés e influencia con numerosos gobiernos” dice la demanda.

 
Demanda que quedoóen el aire, tras el debate en torno a los donativos externos a la Fundación Clinton, cuando Hillary fue secretaria de Estado.

 
Expertos consideran que Mar-a-Lago tiende a ser clara evidencia de eso.

 
Además, la visita inesperada del presidente Trump en bodas y eventos del lugar ha disparado las solicitudes de membresía en el Club exclusivo con playa, albercas, canchas de tenis, restaurantes y salón de fiestas decorados con oro que, por su lujo, es considerado monumento a la riqueza y estatus del acaudalado Presidente de Estados Unidos.

 
Antes de la toma de posesión de Donald Trump, Mar-a-Lago tenía 700 miembros que pagaron inscripción no reembolsable de 100 mil dólares además de una cuota anual de 14 mil dólares y consumo mínimo de bebidas y alimentos que en 2015 generaron 30 millones de dólares a Trump.

 

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Infografía: Xavier Rodríguez

 

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Adicionalmente, el reclamo de Donald Trump a la tienda Nordstrom por el retiro de mercancía de la marca de Ivanka, su hija, y la promoción que hizo de la marca la asesora presidencial, Kellyanne Conway, dispararon las ventas de los productos Ivanka del lugar 550 que ocupaban en The Lyst, pasó al 11o. puesto, generando millones de dólares y Jared Kushner, esposo de Ivanka, cerró un trato para recibir 400 millones de dólares del Grupo de Seguros Anbang de China para reconstruir un edificio de 41 pisos que compró por mil 800 millones de dólares en el 666 de la 5a. Avenida, en Manhattan, NY.

 

 

 

Los expertos temen que los negocios de la familia se multipliquen en los próximos años sin que el Congreso haga nada al respecto.