El aroma de flores amarillas, la tibieza de la música clásica, el sabor del vallenato y la elegancia del tango conjugaron un crisol latinoamericano que despidió en el Palacio de Bellas Artes a Gabriel García Márquez.

 

El icónico palacio, símbolo de la cultura mexicana, se convirtió por unas horas en una pequeña Latinoamérica donde ciudadanos, intelectuales y políticos de diferentes naciones, con rosas amarillas en mano, evocaron a Macondo para despedir al autor de Cien años de soledad, fallecido el pasado jueves a la edad de 87 años.

 

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Foto: EFE

 

Seis horas antes de que se abrieran las puertas de Bellas Artes, cientos de mexicanos, colombianos, argentinos y de otras nacionalidades se arremolinaban para tomarse selfies junto al mega cártel que anunciaba el homenaje a Gabo.

 

Entre ellos estaba don Isidro, un morelense que se levantó a las cuatro de la mañana para ser uno de los primeros en la fila y despedir a su ídolo.

 

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Foto: Jesús Villaseca

 

Él leyó Cien Años de Soledad a los 20 años: “la primera vez me confundió, la segunda me impactó, y la tercera, me maravillo”, cuenta al tiempo que presume lo que considera su mayor tesoro: la primera edición de la obra más famosa del Premio Nobel de Literatura, traída desde Argentina y desgastada por los 47 años que ha estado en sus manos.

 

Horas de espera

 

Con mariposas de papel y rosas amarillas, los lectores arribaron a la explanada de Bellas Artes animados de poder despedirse del autor colombiano que adoptó a México como una segunda Patria. Niños, adultos, ancianos y, sobre todo, jóvenes llegaron en familia, en grupos de amigos, en pareja o solos para rendir tributo a García Márquez.

 

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Foto: Daniel Perales

 

Para las dos de la tarde la fila ya daba vuelta a la explanada de Bellas Artes y comenzaba a adentrarse en la Alameda. Fueron seis horas de espera para despedir, por un minuto, al Premio Nobel. Pasadas las 16:00 horas, cuando inició el ingresó del público, la fila llegaba al Hemiciclo a Juárez. Cuando empezó a la lluvia y se cerró el acceso por la presencia de los presidentes de Colombia y México, cientos de personas aún aguardaban para despedir al escritor. Luego de cinco días, la pena ya había sido asimilada por muchos, que parecían resignados a la muerte del literato. Más que tristes, la mayoría de los asistentes se decían agradecidos e, incluso, mostraban júbilo por ser parte de “un momento histórico”, aunque fuera el funeral del “escritor más grande de América Latina”, dijeron.

 

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Foto: Daniel Perales

 

Durante la espera, muchos aprovecharon para releer algunas páginas de las obras de García Márquez. El amor en los tiempos del cólera, Relato de un naúfrago, Los funerales de mamá grande y Vivir para contarla son algunos de los títulos que los seguidores del colombiano hojeaban entre manos.

 

Nostálgico homenaje

 

A las 15:00 horas de este lunes, las cenizas del escritor salieron de su hogar al sur de la ciudad y, tras una hora de camino, llegaron a las puertas del Palacio de Bellas Artes. Mercedes Barcha, su viuda, sus dos hijos, Gonzalo y Rodrigo, y el titular de Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, colocaron la urna con las cenizas de Gabo en el centro del vestíbulo y fueron los primeros en montar la guardia den honor.

 

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Foto: Daniel Perales

 

Posteriormente, sus nietos y nueras se posaron junto a los restos y, tras de ellos, sus hermanos le rindieron tributo. En adelante fueron intelectuales, políticos, periodistas, secretarios de Estado y amigos de todas las nacionalidades quienes rindieron guardias de honor. Incluso el expresidente cubano Fidel Castro envió una corona de flores con la leyenda: “para un entrañable amigo”.

 

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Foto: Daniel Perales

 

Entre las personalidades que estuvieron en el homenaje destacaron Homero Aridjis, Ángeles Mastretta, Héctor Aguilar Camín, Silvia Lemus, Xavier Velasco, Carmen Mutis, el rector de la UNAM, José Narro, y el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, entre otros.

 

Las flores coparon el recinto hasta formar una montaña amarilla que rodeaba las cenizas, mientras un cuarteto interpretaba las piezas favoritas de música clásica y tango del Nobel. Después, el grupo de vallenato Guatapuri dio un toque colombiano al homenaje en el que no pudo faltar la música, la bella arte que Gabo decía era su mayor vicio, incluso más grande que la literatura a la que se dedicaba.

 

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Foto: Daniel Perales

 

Afuera del recinto, los lectores del colombiano entonaron, a capella o acompañados de algún instrumento, piezas de vallenato, algunos clásicos mexicanos y, por supuesto, Macondo, pieza con la que el compositor Óscar Chávez rindió tributo al escritor universal.

 

Mandatarios de dos naciones

 

A las 20:00 horas arribaron al palacio los presidentes de México, Enrique Peña Nieto, y Colombia, Juan Manuel Santos, quienes junto a sus esposas, Angélica Rivera y María Clemencia Rodríguez, montaron una guardia de honor para despedir a García Márquez.

 

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Foto: Jesús Villaseca

 

Peña Nieto señaló que millones de personas se enamoraron de América Latina gracias a las obras de Gabo, además de que miles de personas encontraron “respuestas a las interrogantes de la vida” en la lectura de sus libros.

 

Por su parte, Juan Manuel Santos manifestó que despedía al colombiano más grande de todos los tiempos en representación de los 47 millones de ciudadanos de su país. “En Colombia hay corazones adoloridos y almas agradecidas” con Gabo, manifestó.