El discurso pronunciado por el presidente de estados unidos durante la protesta y toma del cargo es el parteaguas de la anunciada crónica de diferendos y nuevas condiciones en la relación con el vecino país del norte, con el que hemos mantenido un estrecho vínculo durante décadas.

 

 

En estas circunstancias actuar con dignidad es la premisa que debe guiar el trabajo de los tres Poderes de la Unión y de los ciudadanos de México. Eso significa que la defensa de la soberanía, el decoro en el trato y la preminencia del interés nacional deben prevalecer como la orientación de cualquier decisión que se tenga que asumir.

 

 

Nuestra nación ha expresado, en diversos foros y previo a la toma de posesión, su disposición al encuentro, al diálogo y a la construcción de acuerdos de mutuo beneficio, mas esto no debe confundirse ni con sumisión ni ventaja para la vecina nación. Un trato justo es lo que demandamos.

 

 

La visita que harán los secretarios de Economía y Relaciones Exteriores en los siguientes días a la Unión Americana debe mantener firme, en todo momento, la defensa de nuestra economía, nuestro comercio y la protección de los derechos humanos de nuestros connacionales.

 

 

Los funcionarios antes mencionados, en sus próximas entrevistas, deben tener claro como un mandato del pueblo que México no pagará ningún muro en la frontera norte, bajo ningún concepto ni condición.

 

Por mi parte, durante la pasada sesión de la Comisión Permanente, he recibido un mandato claro y expreso para activar de inmediato la diplomacia parlamentaria, para establecer el diálogo y los encuentros con los integrantes de la Cámara de los Representantes de Estados Unidos y coadyuvar desde el ámbito legislativo en el mismo sentido: trato justo, vecindad con armonía, protección de los derechos de los mexicanos en el extranjero, enmarcado todo en una actuación digna propia de una nación soberana.

 

 

En el mismo, y en coordinación con las comisiones correspondientes de la Cámara, desplegaremos el trabajo de acercamiento con los representantes de las organizaciones de mexicanos en el extranjero. Debemos pasar del programa de apoyo a los visitantes a estrechar el trato y la vinculación con las personas que tienen diversa condición migratoria en Estados Unidos, para hacer valer que los derechos humanos de las personas son primarios ante cualquier legislación y definición de quienes ostentan el poder.

 

 
En conclusión, debemos pasar del dicho al hecho, afrontar el desafío de “América primero” por la clara definición juarista que México ha mantenido inalterable en el mundo: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

 

 

*El autor es presidente de la Cámara de Diputados.