Enrique de la Madrid.

Dirán que competiremos en precio con los internacionales, pero no tenemos la misma calidad. ¿A qué me refiero?: a los célebres trenes turísticos que están apoyados por firmas tequileras, Ferromex, Tecate, etcétera. Me confiaron la cifra que están invirtiendo: alrededor de 485 millones de dólares. El Tren Inca (Perú) nos lleva una delantera bárbara, porque mientras que ellos transportan 1.6 millones de viajeros anuales (destino principal Machu Picchu) aquí sólo transportamos alrededor de 78 mil personas. El potencial de México es enorme porque Ferromex, Tecate y Casa Herradura ya saben lo que significa este rubro de apoyo a la industria turística.

 

 En la época de don Porfirio Díaz, México era un ejemplo de todo lo que tenía que ver con los trenes, pero luego los propietarios de camiones de todo tipo, prefirieron los trenes “sólo para la carga”, y desde entonces, nuestras carreteras son difíciles de transitar por los miles de camiones que llevan más peso del debido (doble remolque), o bien todo tipo de camiones que llevan mercancías a diferentes puntos del país.

 

 

 

Daniel Craig seguirá como James Bond.

Es ciertísima la frase de Nunca digas nunca jamás. Y realmente es el nuevo título de uno de los filmes de James Bond (Daniel Craig), cuya advertencia del actor a la de negar reiteradamente a que fuera retomar el papel del Agente 007 (para mí, el mejor protagonista de estas películas de acción). Sin embargo, se desdijo finalmente hace unos meses y confirmó (“billete mata carita”) su regreso a la gran pantalla como encarnación del célebre espía, en la que será el quinto título de la franquicia y el no. 25 de toda la serie fílmica de las novelas de Fleming.

 

 

 

Admiro a Mayweather como un boxeador defensivo, con técnica depurada, pero honestamente no es un hombre discreto. Los triunfos del boxeador le han permitido ganar una cantidad cercana a los 850 millones de dólares. Mayweather no oculta sus decenas de lujos. Presume regularmente sus millones. En una de las últimas publicaciones de Instangram, se le ve con fajos de billetes de cien dólares. Porque puede. Tiene un jet privado (valor 34 millones de dólares), cuenta con un par de hermosos autos Bugatti Veyrns (uno blanco y otro negro, de un millón de dólares cada uno;  hay Ferraris, Bentleys, Roll’s Royce, que valen más de 5—6 millones de dólares; entonces, ¿se equivocó?). Y otra de sus propiedades, un club nocturno para hombres, en Las Vegas, de nombre “Girl Collection”.

 

 

 

Mukul, paraíso en Nicaragua

Con muchos elogios en los medios de comunicación, Mukul ha recibido reconocimientos  como el “Top 15 Resorts in Central & South America” y  “Top 100 Hotels & Resorts in the World,” en la revista Conde Nast 2015;  “It List” en la revista Travel & Leisure; “Hot List” en Conde Nast Traveler;  “Best New Hotels” and “Top 100 Hotels & Resorts in the World”, y revista Robb Report. Carlos Pellas y Carlos Salazar, propietario y director, respectivamente, del resort Mukul (en idioma, “Secreto”), de Nicaragua, comentaron que: “abrimos nuestras puertas en 2013 con una inversión de 250 millones de dólares”. Recorrí la vasta área en la que visité las 12 amplias villas empezando desde 82 mts2, además de 23 villas sobre un acantilado con vista al mar esmeralda de Nicaragua con alberca cada una, y 2 casonas.

 

 

 

Loas.

Desde 2007, La Gloutonnerie  abrió sus puertas con mucho éxito en una casa espaciosa, pero con espacios íntimos para hacer extensiva nuestra cocina a varios grupos de amigos y comensales, sin perder la esencia de exclusividad y calidez en el ambiente. El estilo del lugar es moderno contemporáneo con detalles retro, la atmósfera es cálida e interesante, como la casa de un coleccionista que atesora libros antiguos. Restaurar platillos tradicionales es una reto que muy pocos se enfrentan. La cocina de Miguel Ángel Cooley es caprichosa en su creatividad al proponer ingredientes del día transformándolos en platillos sencillos, naturales y exquisitos cuando se presentan frente al comensal. Nos vemos próximo jueves. Y hasta la próxima, ¡abur!