PARÍS. Cientos de trabajadores de Peugeot Citroen ocuparon el miércoles una fábrica que la empresa francesa pretende cerrar para venderla, con lo que paralizaron prácticamente la producción en protesta contra los despidos previstos, informaron directivos del sindicato y de la compañía.

 

La planta de Aulnay, cerca de París, ha estado en el centro de una batalla sobre el futuro de la mayor empresa automotriz de Francia. El sindicato CGT informó que 300 trabajadores pararon la producción en la planta, mientras que la empresa informó que la protesta involucró a 230 trabajadores —aunque muchos otros se ausentaron— y que se realizó una pequeña parte del trabajo.

 

El número de trabajadores participantes en la protesta es pequeño en relación con los tres mil que laboran en Aulnay. Sin embargo, el sindicato informó que se pudo “paralizar” la fábrica porque la mayoría de los huelguistas trabaja en el área de producción.

 

Anne-Laure Descleves, vocera de Peugeot, dijo que los sindicatos realizan una huelga al mes y que la actual fue apenas peor que otras.

 

La mayor automotriz francesa anunció el año pasado que planeaba recortar ocho mil empleos y cerrar Aulnay en un momento en que se esfuerza por competir en el estancado mercado europeo. La compañía reportó una pérdida de 819 millones de euros (990 millones de dólares) en el primer semestre de 2012, y anunciará sus resultados anuales el mes próximo.

 

Pese al gran número de autos no vendidos y de líneas de producción paralizadas en la industria automotriz europea, el gobierno consideró inaceptable el plan de Peugeot. Encontró una empresa —IG Logistics— interesada en hacerse cargo de la planta de Aulnay, pero sólo con una fuerza reducida de 600 trabajadores. El Estado ha ofrecido también a Peugeot un préstamo de rescate de siete mil millones de euros (nueve mil millones de dólares) a cambio de tener voz en sus decisiones.