El relator especial de las Naciones Unidas sobre la tortura, Juan Méndez, rechazó categóricamente hoy el “ataque personal” en su contra por parte de funcionarios mexicanos a raíz de su informe sobre el país.

 

En una misiva enviada a Jorge Lomónaco, representante permanente de México ante los organismos internacionales con sede en Ginebra, Méndez se refirió a las declaraciones hechas el pasado 26 de marzo por el vicecanciller mexicano, Juan Manuel Gómez Robledo.

 

Gómez Robledo consideró que Méndez no fue “profesional y ético” al apuntar en su reporte presentado el 9 de marzo ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que en México la tortura “es generalizada y ocurre en un contexto de impunidad”.

 

Un día más tarde, el canciller José Antonio Meade secundó las palabras de su subsecretario. “Suscribo todos y cada uno de sus términos”, dijo.

 

En su carta a Lomónaco, publicada hoy por la Iniciativa Antitortura de la que forma parte Méndez, el relator indicó que los expertos independientes de Naciones Unidas están acostumbrados a ser acusados de violar el Código de Conducta del Consejo de Derechos Humanos. “Pero debo decir que jamás esperé una acusación de México en ese sentido”, apuntó.

 

“Quiero dejar sentado y claro mi absoluto desacuerdo con que cualquiera de mis acciones o informes violen el Código de Conducta”, señaló.

 

Afirmó que fue “con mucho pesar” que llegó a la conclusión de que la tortura en México es generalizada. “Pero lo he hecho bajo el entendimiento de que su Gobierno me invitó a conducir una visita para realizar una evaluación sincera de la situación, no para minimizarla o presentarla bajo la mejor luz posible”, expuso.

 

“Hubiera sido una falta de ética de mi parte haber sucumbido a las presiones para que cambiara mi parecer (…) cuando toda la evidencia que tengo a disposición ratifica mi evaluación”, abundó.

 

Asimismo, se refirió a la carta que Lomónaco envió el 13 de marzo al presidente del Consejo de Derechos Humanos, Joachim Rücker, en la que expresó la “decepción, inconformidad y total desacuerdo” del Gobierno mexicano ante la afirmación de que la tortura en el país es generalizada.

 

“Afirmar que la tortura en México es generalizada carece de fundamento”, sostuvo entonces Lomónaco, y agregó que la aseveración “se aparta de una más profunda y constructiva discusión relacionada con las mejoras que pueden lograrse” en la materia.

 

Asimismo, contraviene “el espíritu del papel que desempeñan los procedimientos especiales, tal y como se desprende del Código de Conducta” del Consejo de Derechos Humanos, añadió en la misiva difundida hoy por la Cancillería mexicana.

 

Al respecto, Méndez reiteró los elementos que lo llevaron a su conclusión sobre la naturaleza generalizada de la tortura en México, incluyendo documentos oficiales e informes de la sociedad civil, y el hecho de que “todas esas fuentes aducen circunstancias similares”.

 

“Me preocupa que la discusión de mi informe se reduzca al uso de un adjetivo, un adjetivo que considero justificado, objetivo y justo”, dijo el relator, y aseguró que mantiene inalterada su actitud de diálogo constructivo, “a pesar del lenguaje ofensivo que ha sido publicado en México”.

 

“En ese sentido, respetuosamente me permito pedir que le traslade a su Gobierno mi interés en realizar una visita de seguimiento en 2015 o 2016 para discutir mis recomendaciones y el estado de su implementación”, señaló.

 

Gómez Robledo expresó el martes que al Gobierno le preocupa “que no se valore objetivamente el compromiso del Estado para con una agenda de derechos humanos” y “de seguir allegándose de todas las herramientas a su disposición para ir corrigiendo lo que haya que corregir”.

 

Al ser interrogado por reporteros sobre si el Gobierno seguirá colaborando con Méndez, el subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos aseguró que “México seguirá trabajando con todos los mecanismos”.

 

“Los relatores suelen hacer una sola visita durante su mandato al mismo país, esa es la práctica. Este año el doctor Méndez tendrá que ir creo que a Brasil y a Georgia; en general son dos, tres visitas por año, no más. Entonces yo no conozco un caso que un mismo relator visite dos veces el mismo país”, añadió.

OBO