El gobernador del estado fronterizo de Texas, Estados Unidos, el republicano Rick Perry, dijo hoy que no apoya otorgar los 3.700 millones de dólares solicitados por el presidente Barack Obama para frenar la entrada masiva de niños indocumentados y abogó, en cambio, por enviar a la Guardia Nacional a la frontera.

 

“Es una cantidad muy grande de dinero y (…) muy poco de él es para la seguridad fronteriza”, dijo Perry en una entrevista con el Fox News Sunday.

 

Perry, que se reunió con Obama esta semana para tratar el asunto, consideró además que el paquete de emergencia no es tan necesario como el hecho de enviar a la Guardia Nacional a la frontera para fortalecer la seguridad en los límites con México, una propuesta republicana que la Casa Blanca ya ha rechazado en varias ocasiones.

 

“Es un tema de seguridad fronteriza y tenemos un historial de más de cinco años de (Obama) sin tener en cuenta lo que está pasando en la frontera. Aquí está su oportunidad de dirigir. No culpe de esto a nadie. Diseñe un plan”, agregó el gobernador.

 

Preguntado por cómo ayudaría la militarización de la frontera con la presencia de la Guardia Nacional a detener el flujo de niños inmigrantes provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador, Perry respondió que mandaría un mensaje de fortaleza.

 

Asimismo, el gobernador consideró que el envío de la Guardia Nacional aliviará también las tareas de los agentes fronterizos que han tenido que dejar su labor diaria para hacer frente al flujo migratorio infantil.

 

Tras el encuentro que mantuvo con el gobernador, Obama pidió públicamente a Perry que presione al Congreso para que apruebe el paquete de emergencia.

 

“He urgido al gobernador a que hable con la delegación de Texas, que es obviamente el corazón del caucus republicano en la Cámara de Representantes y tiene una gran influencia en el caucus del Senado”, dijo el presidente tras la reunión.

 

El presupuesto solicitado por Obama sería destinado en su mayoría al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, en inglés), encargado de acoger y cuidar a los pequeños que llegan a territorio estadounidense mientras se procesan sus casos.

 

Asimismo, otro grueso de la partida iría destinado al incremento de personal judicial para agilizar los procesos de deportación, de acuerdo con las leyes vigentes.

 

Según los cálculos federales, ya son 57.000 los niños solos que han cruzado la frontera suroeste, fundamentalmente por el valle de Río Grande (Texas) desde el pasado octubre, y se estima que esa cifra llegará a 100.000 a finales de año.