Este viernes 20 de enero iniciará formalmente la administración de Donald Trump al frente del Gobierno de Estados Unidos, la economía más grande y potente a nivel mundial. Con ello iniciará una nueva relación bilateral entre México y la Unión Americana después de 22 años en la que se definió y puso en marcha el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN).

 
En el caso de nuestra nación, hubo algunos puntos relevantes que tocó desde su candidatura:

 
a) La deportación de millones de mexicanos.

 
b) La construcción de un muro a través de los tres mil kilómetros de frontera entre ambos países que México pagaría mediante algún proceso, sea por aumento en impuestos a los mexicanos, a las remesas o, bien, por pagos del propio Gobierno federal.

 
c) La renegociación del TLCAN al que llamó el “peor tratado comercial en la historia de Estados Unidos”.

 
Creando algunos escenarios de lo que pudiera ser esta nueva relación con Estados Unidos, el efecto hacia México pudiera ser difícil.

 
1. Trump habló de llevarse quizá hasta 1.5 años en su revisión, lo que supone una revisión exhaustiva y con cambios significativos. Esto representa tiempo y la “incertidumbre” tendrá un efecto directo en el consumo y la inversión, lo que podría llevar a una fuerte desaceleración de nuestra economía. Así en un escenario donde además se presentan las deportaciones de connacionales y la definición del esquema con el que Estados Unidos buscaría recuperar la construcción del muro, en donde estaría financiando en un principio, México perdería gran competitividad y se frenarían las inversiones.

 
La falta de crecimiento significaría que el Gobierno federal tendría que incrementar ingresos a través de mayores aumentos en productos y servicios. La gasolina y la electricidad estarían presentando incrementos a lo largo del año, pero aun así serían insuficientes y probablemente la relación deuda/PIB crezca aún más y el riesgo de una baja en la calificación crediticia aumentaría. Quizá el precio del petróleo mantenga mejores niveles promedio y podría ayudar un poco en materia de ingresos, aunque el tema social y el proceso electoral en el Estado de México y el camino hacia las elecciones de 2018 alterarían también el desarrollo de la economía. En ese caso, el peso mexicano seguiría siendo la “válvula de escape” ante choques sobre la economía y las tasas de interés tendrían que seguir subiendo por la brecha inflacionaria que podría abrirse aún más, además de las evaluaciones de la Fed sobre el desarrollo de la propia economía americana.

 

 

2. Se desarrolla la revisión del TLCAN en el que Trump y su administración generan cambios al tratado, pero se ven limitados en varios puntos. Es probable que busquen definir aranceles que se irán a una evaluación en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y aunque el riesgo fuera un poco más limitado, el tiempo tendría un efecto directo negativo hacia nuestra economía. Podría definir algunos impuestos hacia las remesas que vengan de Estados Unidos y, por lo tanto, afectaría el ritmo de crecimiento registrado en los últimos años y en especial en los últimos meses. El desarrollo de nuestra economía sería “mediocre”, entre 1.0 y 2.0%, seguramente. El tema que habría que ver sería el de las deportaciones.

 
En ese sentido, seguramente habrá necesidad de mayores ingresos por parte del gobierno y el incremento en precios de productos y servicios se mantendrá, por lo que los problemas sociales y políticos continuarán a lo largo del año. El riesgo de una depreciación de la divisa nacional seguirá al menos hasta pasadas las elecciones del Estado de México y dependerá del movimiento en los precios internacionales del petróleo. Las tasas de interés continuarán estando dependientes del riesgo inflacionario y de la normalización de tasas de interés de la Fed.