El PAN ha entrado a una etapa de calma.

 

Esa sensación da tras varias confrontaciones.

 

La más escandalosa llevó a la derrota a Ernesto Cordero pese a tener de aliados a un puñado de senadores y a calderonistas dolidos.

 

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Le siguió el rechazo a la candidatura de Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón, para una diputación plurinominal, aunque luego se atenuó ese golpe con la postulación de Luisa María Calderón, La Cocoa.

 

Esas acciones facilitaron a Madero la presentación de una camada de candidatos a su gusto para su agenda legislativa y para continuar con un proyecto de largo plazo

Su plan marcha.

 

Sin sobresaltos Madero retomó la presidencia del PAN, colocó en la Secretaría General al zacatecano José Isabel Trejo y mandó a su interino, el queretano Ricardo Anaya, como coordinador en la Cámara.

 

También fortaleció su Comité Ejecutivo.

 

Dos son sus principales brazos operadores, Santiago Creel Miranda y Marco Antonio Adame Castillo, con quienes se jugará el futuro sin necesidad de enviarlos a San Lázaro.

 

 

EL CAMINO DE MADERO HACIA 2018

 

De momento la estrategia panista está concentrada en las elecciones.

 

El equipo de Gustavo Madero parte de un escenario lógico:

 

El gobierno ha debilitado algo –en este sentido son muy cautelosos los pronósticos azules– las preferencias del PRI pero se fortalecen con la alianza del PVEM.

 

La izquierda cae en doble vía, por los actos de corrupción y ligas con la delincuencia como prueban los crímenes propiciados por el ex alcalde perredista de Iguala, José Luis Abarca, y la división de la izquierda.

 

En consecuencia, el PRD no irá en todo el país con el MC y el PT, amén de la aparición de Andrés Manuel López con el agrupamiento de su propiedad, Morena.

 

En ese ambiente la imagen del PAN ha mejorado para regresar al segundo lugar y, en el mejor de los casos, para dar la pelea al PRI.

 

Con estas previsiones, Madero se prepara para dejar la presidencia pasadas las elecciones y elaborar la agenda de su bancada en la Cámara de Diputados, a la cual coordinará.

 

Para entonces habrá elecciones y condiciones para poner, ahora sí de manera definitiva, al joven promesa queretano Ricardo Anaya.

 

Y a partir de ahí a pensar en el 2018.

 

GOBIERNOS COMO CABEZAS DE PLAYA

 

1.- Queda claro:

 

En el escenario panista-maderista no cabe el calderonismo.

 

Lo sabe Felipe Calderón y por eso ya trabaja en formar una agrupación política, embrión quizá de un futuro partido.

 

Eso será después de las elecciones y seguramente quizá cuando reciba el golpe final de desplazamiento en el PAN.

 

Mientras tanto, la duda es cuánto participará públicamente el ex presidente en la segunda campaña de su hermana Luisa María Calderón por la gubernatura de Michoacán.

 

Aunque evitó declaraciones en 2010, acaso para dar pruebas de neutralidad y evitar reprensiones de los órganos electorales, su gobierno se volcó en recursos y operadores para ayudarla.

 

Aun así perdió y hoy no trae las preferencias de entonces.

 

Tiene, eso sí, margen para apoyar a quienes Ernesto Cordero define como leales porque le dieron su apoyo cuando buscó presidir el PAN y son candidatos sin identificarse con comité panista.

 

Son conocidos: Sonia Mendoza en San Luis Potosí, Francisco Domínguez en Querétaro y Carlos Mendoza en Baja California Sur.

 

Y 2.- Manlio Fabio Beltrones salió en defensa de la reforma constitucional para el combate a la corrupción.

 

Aprobada el 26 de febrero en la Cámara de Diputados, cuya Junta de Coordinación preside, dijo que sí frena el desvío de recursos, erradica la impunidad y cuida el equilibrio para la plena vigencia del pacto federal.

 

2 replies on “Un PAN donde no tendrán cabida los calderonistas”

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