La política mexicana es muy caprichosa.

 

Mire usted:

El 4 de junio hubo una reunión de Ricardo Anaya con su Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y sus principales colaboradores para hacer una proyección final de las elecciones del día siguiente.

 

Estaban pálidos en la colonia Del Valle.

 

Sus propias encuestas no les daban.

-No puede ser… ¿Once a uno?

 

Pues sí.

 

Solamente veían seguro Puebla, donde el trabajo del gobernador Rafael Moreno Valle y el apoyo al partido daban como triunfador a Antonio Gali, como lo fue con holgura.

 

A pesar de todo, arengó Anaya a los presentes como general al borde de la derrota: “Demos la pelea”.

 

Pero la sociedad reaccionó lejos del pulso de los sondeos y se volcó con su voto de castigo al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de sus candidatos.

 

Todavía el domingo 5, a las 10 de la noche, cuando enfiló hacia el programa de Joaquín López-Dóriga en Televisa, se fue con un cargamento de acusaciones al PRI y a Manlio Fabio Beltrones y con una esperanza:

 

-Las votaciones nos favorecen en al menos tres estados.

 

¡Tres de 12, nada más!, pero el destino lo sorprendió, siguió el uso amañado de la publicidad institucional rumbo a su candidatura presidencial y hoy nadie lo aguanta.

 

Alejandro Encinas ya dio su palabra

 

En este ambiente se acerca la decisión del Estado de México.

 

Pero Ricardo Anaya ha dejado de ser el factor para la alianza PAN-PRD y ahora quienes tienen la voluntad son Cuauhtémoc Cárdenas y Miguel Mancera.

 

Ellos empujan a Alejandro Encinas como perredista sin ser perredista y el PAN se ha allanado: es el único hombre de izquierda a quien apoyaría para candidato aliancista.

 

Y así Anaya dejaría tirados a sus correligionarios: Josefina Vázquez Mota, puntera pero sin visitas ni campaña en el Estado de México como ha dicho José Luis Durán, el mismo Durán y el ansioso Ulises Ramírez.

 

Encinas ya aceptó y, en aras de darse a notar antes de lanzarse en pos de la candidatura, arregló posponer los acuerdos y el inicio formal de la redacción de la Constitución de la Ciudad de México hasta el 10 de noviembre.

 

¿Había visto usted este cálculo político?

 

Pues está en marcha, por lo cual Encinas podría abandonar la Asamblea Constituyente uno o varios días después del 10… si antes se arregla la alianza.

 

Pero…

 

Las tribus se pelean y no resuelven

 

1. El lunes hubo una reunión de tribus en el lugar favorito de la dirigente Alejandra Barrales: el hotel Hilton de Avenida Juárez.

 

 

Se abordó el tema y no hubo acuerdo.

 

Los dueños del PRD en territorio mexiquense, Héctor Bautista e Higinio Martínez, no están de acuerdo en ir con la derecha y exigen un abanderado propio.

 

Y como los perredistas todo lo llevan a conflicto, Nueva Izquierda (NI) y otros partidarios de la alianza los acusan de ser alfiles de los Gobiernos federal y estatal y, por supuesto, del PRI.

 

Y ahí están, enredados.

 

2. Como sea, pero Miguel Mancera resolvió la polémica sobre el gravamen previsto a las propiedades cuando la inversión pública les incremente la plusvalía.

 

No lo acorralaron y él rectificó: no habrá ningún nuevo impuesto por ese aumento de valor y, antes de pensar en candidatos presidenciales, es necesario conocer los proyectos.