El carioca, egresado de la Universidad de Syracuse, fue hallado sin vida en su casa de Minas Gerais, en su natal Brasil, de acuerdo con la policía local

A ojos de los altos funcionarios, la verdad está clara:

 

Luis Videgaray no quiere sombras en la conducción de la política internacional, y menos con Estados Unidos.

 

Con su gran poder, con su cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto, el secretario de Relaciones Exteriores hace cuanto puede en ese sentido.

 

Va la historia:

 

Por instrucción constitucional, el Senado es el vigilante legal de las acciones del Gobierno mexicano con el mundo.

 

En aras de ese objetivo, se supone, tiene comisiones especiales como la encargada de supervisar las relaciones con el norte del continente, donde se encuentran Estados Unidos y Canadá.

 

Oficialmente es la Comisión de Relaciones Exteriores, América del Norte, y la preside la senadora regiomontana Marcela Guerra.

 

Con base en las facultades legales, ella ha recorrido distintos medios de comunicación para enjuiciar la encrucijada Estados Unidos-México y con un reclamo lógico a la luz del ordenamiento de la Constitución:

 

-Queremos estar al cuarto de al lado en el trato –o no trato, agregamos nosotros- con el gobierno de Donald Trump.

 

Gabriela Cuevas Vs. Marcela Guerra

 

Pero no hay buenas noticias.

 

De entrada, la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República, la panista Gabriela Cuevas, quiere ser protagonista en esta aciaga circunstancia.

 

Y tiene un gran apoyo.

 

Se llama Luis Videgaray, el gurú del gobierno de Enrique Peña Nieto, ex secretario de Hacienda y actual canciller.

 

¿Por qué?

 

Vaya un dato:

 

El señor Videgaray acudió a su cita a la Casa Blanca junto con Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, para ser maltratado por los responsables del protocolo del gabinete de Donald Trump.

 

Pero el canciller tuvo dos invitados conspicuos:

 

-La panista Gabriela Cuevas, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República.

 

Y –Juan Gerardo Flores, militante del PVEM, pero también miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.

 

¿Por qué ellos?

 

Bueno, aquí va el final de la nota:

 

Hoy se obstaculiza política y presupuestariamente el viaje de la representación senatorial y de diputados para el próximo fin de semana a fin de dizque apoyar a los migrantes en riesgo de expulsión de Donald Trump.

 

Si eso pasa en los altos niveles, cabe preguntar: ¿cómo esperar el aterrizaje del apoyo a los migrantes?

 

Imposible, ¿verdad?

 

La sociedad rechaza a los políticos

 

 

1. Aquí lo anunciamos la semana pasada: los organizadores de las marchas dominicales buscaban evitar la contaminación con políticos de todo signo.

 

Sus exhortos lo lograron: no acudieron ni miembros del gabinete federal –y en los estados de los gobiernos locales- ni representantes de los partidos políticos.

 

El único asistente de alta posición fue Enrique Graue, rector de la UNAM, quien sustentó su presencia con un respaldo del Consejo Universitario y el pluralismo de esa casa de estudio.

 

Eso evitó conflictos y dio a las marchas un sentido social a los reclamos, entre los cuales se encuentran mayor fortaleza del gobierno mexicano ante Donald Trump.