Nadie puede vaticinar cuántos méxico-americanos votarán mañana.

 

Pero debe destacarse la pasividad de las autoridades mexicanas, en especial las diplomáticas, para influir decisivamente en el resultado.

 

Informaciones fiables, corroboradas en la embajada y los consulados, sitúan en 35.5 millones los mexicanos nacionalizados o descendientes de primera, segunda y tercera generaciones.

 

Ellos tienen derecho a votar, pero si acaso lo harán 10 millones.

 

Las causas son variadas:

 

A la inmensa mayoría no le interesa porque duda de su influencia.

 

Otro segmento importante, también de millones, mantiene su corazón en México y califica de traición participar en elecciones ajenas.

 

Pero hay otro más numeroso: los méxico-americanos sin dinero para pagar el trámite de mil dólares y culminar su nacionalidad.

 

Les bastan papeles para trabajar, viajar a México y entrar y salir de Estados Unidos.

 

Consecuencia: solamente 22 millones de esos mexicanos o descendientes de mexicanos tienen derecho a votar y no más de 10 millones lo harán.

 

Cuerpo diplomático viejo y aburguesado

 

¿Dónde está la omisión del gobierno mexicano?

 

La función primordial de embajadores, cónsules y representantes de todo nivel es proteger a los mexicanos en cualquier lugar.

 

Cuando apareció la amenaza Donald Trump, ese gran cuerpo diplomático debió promover la concurrencia a los centros de votación.

 

Pero, muy a pesar de la canciller Claudia Ruiz Massieu, no se hizo con la fuerza y la profundidad necesarias para trascender.

 

Y aunque hubiese discursos en ese sentido, allá no se operó con cruzadas de largo alcance porque gran parte del cuerpo diplomático de México es viejo, con escaso interés y otra visión.

 

Muchos cónsules comenzaron jóvenes y allá se mueven sin regresar a vivir a México, lo cual los ha aburguesado en el sentido anímico o agringado en la visión política.

 

El el caso del embajador Carlos Sada –cónsul en Los Ángeles, Nueva York, San Antonio y Toronto– en Estados Unidos y Canadá.

 

Eso sin ver el lamentable paso por Washington de Miguel Basáñez, un académico cuya disfunción obligó a removerlo justo cuando más falta hacía un trabajo efectivo y trascendente.

 

En ese panorama, queda un consuelo a Basáñez: aun con sus errores, él no invitó a México a Donald Trump, contra quien votaría seguramente la mayoría de los méxico-americanos.

 

El IMSS suma sus servicios a los estados

 

1. Mikel Arriola impulsa una revolución prácticamente silenciosa.

 

Ha emprendido el intercambio de atención con los servicios estatales de salud para beneficio de casi toda la población.

 

La semana pasada lo hizo en San Luis Potosí con Juan Manuel Carrera, pero antes firmó acuerdos con otros gobernadores como el yucateco Rolando Zapata.

 

Pronto se agregarán otras entidades.

 

2. Hoy estará en el Senado el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, para dilucidar dudas sobre el acuerdo transpacífico, el TPP.

 

Los dos organismos manejarán audiencias públicas, anunciaron los senadores Teófilo Torres Corzo y Gabriela Cuevas.