Atrás de esta noticia hay una larga historia:

 

En octubre arreció el debate sobre la designación de los ministros sucesores de Olga Sánchez Cordero y Juan N. Silva Meza en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

 

Participaron muchos actores –analistas, organizaciones civiles y de abogados, académicos y miembros de la estructura del aparato judicial– con el clamor generalizado de mantener la independencia de ese Poder.

 

Fue secuela, dijimos aquí el 22 de noviembre pasado, de la imposición de Eduardo Medina Mora, a quien se trajo en vía rápida de Washington para llevarlo a la Sala Superior de la Corte.

 

El presidente Enrique Peña Nieto tomó nota y decidió: el senador con licencia Raúl Cervantes no iría en lugar de Silva Meza, como era la intención, y se haría una valoración interna.

 

Fue así como se analizaron varios perfiles de hombres y mujeres, la mayoría de ellos alejados de la residencia presidencial pero caros a quienes hacían campaña para frenar los compadrazgos.

 

Cervantes anunció su reincorporación al Senado de la República y, al menos durante unas semanas, silenció las voces inconformes por cómo se han realizado nombramientos como el del ministro Medina Mora o el cuestionado fiscal electoral, Santiago Nieto.

 

Dos candidatos reales y cuatro de relleno

 

Retirado Raúl Cervantes, Enrique Peña Nieto tenía dos operadores para dar el siguiente paso.

 

El más importante en cuanto a poder es el jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, Francisco Guzmán, pero el especialista es el consejero jurídico Humberto Castillejos.

 

Desfilaron muchos nombres.

 

Así se llegó a dos ternas anunciadas por el propio Castillejos, una femenina y una masculina.

 

La primera: Sara Patricia Orea, Norma Lucía Piña y Verónica Judith Sánchez.

 

La segunda, el magistrado Álvaro Castro, el procurador mexiquense Alejandro Jaime Gómez y el magistrado fiscal Javier Laynez Potisek.

 

Aquí está la noticia: Los Pinos no jugó al azar.

 

Había dos candidatos reales y cuatro nombres de relleno para cubrir el expediente.

 

Previamente hubo un acuerdo cupular en Palacio Nacional donde se analizaron los nombres –muchos nombres, no nada más los finalistas– con el fin de garantizar dos hechos:

 

1.- Consenso entre las fracciones representadas en el Senado de la República, donde se vota a los principales integrantes del Poder Judicial, para evitar los escándalos.Columna José Ureña

 

Y 2.- aceptación del Poder Judicial, en especial de los integrantes de la Sala Superior de la SCJN.

 

Obtenida la palabra, se integraron las ternas y se tenían decididos los sucesores de Olga Sánchez Cordero y Juan N. Silva Meza.

 

Aquí lo adelantamos el 22 de noviembre y dimos los nombres completos: Norma Lucía Piña y Javier Laynez Potisek.

 

Todos los actores cumplieron la palabra y ayer no hubo sorpresa.

 

O cumplen a Adriana o será independiente

 

Ayer informábamos aquí de las diferencias aliancistas entre izquierda y derecha.

 

Acción Nacional (PAN) tiene las preferencias electorales en las 12 entidades donde habrá elecciones el año próximo –en Colima Jorge Luis Preciado va sólo con el panismo–, pero el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha encarecido sus exigencias.

 

En especial hablamos de Tlaxcala.

 

Ahí la panista Adriana Dávila lleva una tendencia favorable de 25 puntos en las encuestas serias, pero el perredismo de Agustín Basave pretende imponer a Lorena Cuéllar como candidata única.

 

Va muy atrás de la priista Guadalupe Sánchez, hija y heredera del buen prestigio de Emilio Sánchez Piedras y parte de esa pléyade de políticos formados por él: Tulio Hernández, Mariano González Zarur, Alfonso Sánchez Anaya, Beatriz Paredes

 

El fantasma está a la vista:

 

Consciente de su ventaja, no es remota la candidatura ciudadana de Adriana Dávila si el PAN de Ricardo Anaya cede a las presiones de Agustín Basave.

 

Usted ya imagina quién sería la beneficiaria única de esta aberración.