Donald Trump tiene a su yerno, Jared Kushner, para los asuntos más delicados.

 

Pero Enrique Peña tiene a Luis Videgaray para manejar las políticas de Estado.

 

Y ambos, Kushner y Videgaray, son socios y amigos para manejar las relaciones bilaterales México-Estados Unidos durante la próxima administración, cuatro años, a partir del 20 de enero.

 

Ambas historias son actuales.

 

Kushner llega para ser el principal consejero de Trump y desde ya Videgaray es un ministro con cartera para manejar prácticamente tres políticas juntas: la hacendaria, la comercial y la diplomática.

 

Al grueso cuerpo de embajadores, cónsules y encargados comerciales no les quedó ninguna duda tras la reunión anual de la cancillería y esta vez bajo el poder unipersonal de Videgaray.

 

Lo pulsaron durante las reuniones oficiales y en los encuentros informales, comidas, cenas, desayunos y cafés a los cuales convocó por grupo y les pidió:

 

-Más que de su tarea, háblenme de su vida personal.

 

Y vinieron historias con la familia como núcleo y empezó a conocer al ejército internacional bajo su mando decidido el 6 de noviembre en una elección allende las fronteras, en Estados Unidos.

 

Si de alguien tengo que aprender es Meade

 

Pero, ¿por qué es un supersecretario más allá de Relaciones Exteriores?

 

Lo dijo él mismo.

 

Cuando presentaba al cuerpo consular a José Antonio Meade, secretario de Hacienda, les dijo algo muy equiparable a su humildad congénita y política:

 

-Si de alguien tengo algo que aprender es de José Antonio Meade.

 

Y, bueno, todos sabemos cómo él decidió su propio relevo cuando los vientos demócratas soplaban para Hillary Clinton y él -¡oootra vez Jared Kushner!-volteó hacia el republicano Donald Trump y lo trajo a la Residencia Oficial de Los Pinos y voló con él, y platicó de una y mil cosas y marcó una cercanía de la cual ahora deberá rendir cuentas.

 

Pero no rendirá cuentas solo.

 

Va acompañado con un séquito de funcionarios federales en los cuales se encuentran otros dos secretarios, el de Hacienda, José Antonio Meade, y el de Economía, Ildefonso Guajardo.

 

Y él, como jefe de todos y con poderes metalegales, unificará políticas y sentado frente a Kushner determinará rumbos comerciales, económicos y diplomáticos a los cuales Trump, si todo sale como en diagnóstico, avalará con firmas y acuerdos bilaterales.

 

Según su metáfora, México sí opondrá un muro a Donald Trump, pero diplomático, de razón y entendimiento para avanzar e influir en el desarrollo a ambos lados de la frontera común.

 

Campo fértil de Roberta Jacobson en México

 

A partir de información difundida en este espacio, la Embajada de Estados Unidos ha subrayado la trascendencia de la labor de Roberta Jacobson.

 

Muy positiva, qué duda cabe.

 

Esa información documenta cómo Donald Trump “ha pedido la renuncia de todos los embajadores de Estados Unidos que no sean embajadores de carrera”.

 

Luego advierte:

 

La embajadora Roberta Jacobson es embajadora de carrera, por lo que está haciendo lo que todos los embajadores de carrera han venido realizando en preparación de la nueva administración”.

 

Y, sí, lo dicho: Jacobson es profesional y deja un campo fértil para la buena relación.