El juguete de Carlos Salinas para congraciarse con la comunidad internacional es hoy un botín.

 

Los derechos humanos se han convertido súbitamente en la parte más sensible en la (mala) imagen de México y, quien lo creyera, tras un extraordinario papel del presidente Enrique Peña.

 

El primer mandatario tuvo una exitosa participación en la Asamblea Anual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se le reconoció su liderazgo tras las reformas estructurales.

 

Sin embargo, los acontecimientos de Puebla, donde murió un menor; la ejecución de 15 presuntos delincuentes en Tlataya con armas militares, y la desaparición de 43 normalistas exhiben violaciones graves a los derechos fundamentales.

 

En la danza de errores se encuentra la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), cuya intervención ha sido inoportuna y ha mostrado su escasa independencia y oficio.

 

No tiene excusa el organismo de Raúl Plascencia: ha multiplicado su plantilla a mil 300 empleados y ello lo convierte en una estructura burocrática más.

 

Tal vez por estos elementos parece naufragar la reelección de Plascencia, pues no hay consenso entre las bancadas, aunque mande a personeros como Isabel Miranda de Wallace a promoverlo.

 

 

LA PROMOTORA MIRANDA DE WALLACE

 

Hace tiempo la punta de lanza de su reelección era la senadora panista Mariana Gómez del Campo.

 

Hoy no es así.

 

El lunes pasado doña Isabel Miranda de Wallace fue a la Cámara de Diputados a reventar la consulta organizada por el legislador Ricardo Mejía y lo hizo de la peor manera.

 

IsabelMiranda1

 

Uno de los requisitos era no hablar a favor o en contra de alguien.

 

Sin embargo, ella elogió a Raúl Plascencia por haber actuado “en tiempo y forma” en Guerrero, como si hubiese propiciado la oportuna intervención de los gobiernos -federal, estatal y municipal- para evitar las peores violaciones a los derechos humanos.

 

No le bastó: luego acusó a la senadora Angélica de la Peña, esposa del ex dirigente perredista Jesús Ortega, de no haber actuado a pesar de haber tenido la información… ¡de la CNDH!

 

Simultáneamente a esa intervención de la señora Miranda de Wallace, en Twitter llamaba la atención cómo se elogiaba a Plascencia mientras se denostaba a los demás aspirantes.

 

Esta estrategia de ataques continuó ayer en el Senado de la República cuando fueron interrumpidas las comparecencias de quienes se han inscrito para sustituir a Plascencia.

 

En esta guerra sucia se salva un personaje: la senadora panista Mariana Gómez del Campo no participó en los primeros actos sucesorios, acaso para no ser acusada por conflicto de intereses, pues es comadre de Plascencia y tiene parientes y recomendados en la CNDH.

 

Esto no quita, sin embargo, el riesgo de nuevos conflictos en este proceso sucesorio, sobre todo cuando acusan los principales prospectos.

 

MIRANDA DE WALLACE EN PLENA CAMPAÑA

 

1.- Las acciones de operadores de Raúl Plascencia, sea con supuestos organismos no gubernamentales (ONG) o con recursos públicos, no han alterado el ánimo de las bancadas senatoriales.

 

Ahí se ve imposible la reelección del doctor Plascencia y, por el pulso general, priman cuatro prospectos:

 

El abogado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Raúl González Pérez; el ex visitador de la CNDH y secretario de la Cámara de Diputados, Mauricio Farah; el conductor de la política contra la discriminación Ricardo Bucio y, la novedad, Patricia Olamendi.

 

Otros agregan a Carlos Pérez, delfín del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Silva Meza.

 

Y 2.- los organismos anticorrupción se multiplicarán como los panes y los peces bíblicos.

 

Para responder a las exigencias de la sociedad, anunció el coordinador de los diputados priistas, Manlio Fabio Beltrones, el Sistema Nacional Anticorrupción fortalecerá distintos cuerpos.