Primera noticia: la Confederación de Trabajadores de México (CTM) todavía existe.

 

No ha muerto aunque de ella no se hable como en los tiempos de Fidel Velázquez y el movimiento sindical oficialista no aparezca siquiera para pedir aumento de salario.

 

La segunda: aún la dirige oficialmente un octogenario, Joaquín Gamboa Pascoe, con serios problemas de salud y poco ánimo para trabajar.

 

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Acaso por sus achaques, solamente acude una vez a la semana a las oficinas centrales, a un costado del Monumento a la Revolución, y en su ausencia las decisiones las toma el secretario sustituto, Carlos Aceves del Olmo.

 

Y tercera: don Joaquín, quien llegó a la Secretaría General en 2005, a la muerte de Leonardo Rodríguez Alcaine, ya echó a caminar la maquinaria para un segundo periodo, de 2016 a 2022.

 

Es decir, como sus antecesores, Fidel Velázquez y Leonardo Rodríguez Alcaine, pretende reelecciones sucesivas acaso hasta su muerte.

 

Una tarea relativamente sencilla en una gerontocracia cetemista educada para obedecer, ser soldados priistas, apoyar al gobierno en turno y jamás disentir.

 

Esta disciplina explica por qué, en alianza con los patrones y el secretario de Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete, se opone a discutir el mínimo como ha pedido el jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), Miguel Mancera.

 

UN DELFÍN CON MUCHOS CARGOS

 

Estará débil de salud, pero Joaquín Gamboa ha tenido cargos para lucir y llorar.

 

José López Portillo, por ejemplo, lo hizo líder del Senado de la República de 1976 a 1982 aunque en las interparlamentarias con Estados Unidos se dedicaba a fustigar la toma de la embajada en Irán y no a defender las tesis de México.

 

Pero luego, en 1988, fue postulado a senador por el Distrito Federal y se enfrentó a una campaña atroz en su contra.

 

-Me critican mucho. No me dejan en paz -lloriqueó ante Fidel Velázquez.

 

-¿Quién?

 

-En los periódicos.

 

-Pues no los lea -zanjó el viejo líder obrero cual ideólogo de Vicente Fox.

 

Hoy, viejo y todo, Gamboa Pascoe puede dar algunas sorpresas a sus compañeros de la CTM, en especial a quienes quieren sucederlo.

 

Aunque busca su reelección, ya dio a conocer a su delfín: José Luis Carazo Preciado, dirigente del Sindicato Nacional de la Industria Metal-Mecánica.

 

Lo ha hecho secretario del Trabajo, la tercera cartera en importancia de la CTM; representante obrero de la inútil Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CNSM) y consejero del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

 

Y si Carazo Preciado no pasa, Gamboa Pascoe trae en la chistera a Hugo Díaz, el solícito dirigente del sindicato de Chrysler, de quien recibe vehículos y una nutrida escolta para cuando esporádicamente sale de su casa.

 

Todo esto lo hace casi en secreto, como se manejan esa central y sus integrantes.

 

Vea usted lo recién hecho por Gilberto Muñoz Mosqueda: se reeligió como secretario de los petroquímicos sin hacer olas.

 

Por algo sus sindicados le dicen El Avestruz.

 

 

POSPONEN LA REFORMA AL CAMPO

 

1.- El Presidente sabrá si aprovecha el congreso cenecista para hacer el anuncio, pero aquí le va una primicia:

 

El gobierno ha desistido de poner plazo de fuerza para la reforma al campo.

 

De momento no hay condiciones y no hay fecha de entrega de la iniciativa.

 

Enrique Peña estará hoy en la tierra de Aristóteles Sandoval para tomar protesta al nuevo dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Manuel Cota.

 

2.- Antes de la plenaria, los senadores priistas y verdes acudieron a Los Pinos para comer en privado con el presidente Enrique Peña Nieto.

 

El anfitrión cortejó a su invitado, Emilio Gamboa, con una convocatoria de lujo: Miguel Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray, César Camacho, José Antonio Meade, Gerardo Ruiz Esparza, Rosario Robles, Jorge Carlos Ramírez Marín, Alfonso Navarrete, Enrique Martínez y Aurelio Nuño.

 

Y 3.- A propósito de senadores, en septiembre se reintegrará el jalisciense Arturo Zamora, pedido ex profeso por Emilio Gamboa a Aristóteles Sandoval.