El pasado viernes me reuní con el secretario de Obras del Distrito Federal, Edgar Tungüí, y la secretaria de Medio Ambiente, Tanya Müller, a propósito de la construcción del “Deprimido Mixcoac”, en buena medida para comentar cuestionamientos a esta obra que amenaza con reducir en 7,600 metros cuadrados el espacio público, vulnerar a peatones e incentivar el uso del automóvil.

 

Al salir del Zócalo caminé por las calles de Correo Mayor y Carmen, para comer en el Taquito Taurino: un restorán que de inmediato evoca el nombre del periodista Jacobo Zabludovski. Propuse ese lugar a mi amigo Alberto Márquez justo en recuerdo del fallecido.

 

Al caminar por Correo Mayor mi reflexión fue: Hay más ambulantes que otras veces. Mi amigo también lo notó.

 

Nuestro análisis: hay un proceso político de negociación de los espacios. El 1 de octubre entra el nuevo delegado, Ricardo Monreal. El agravante, oficialmente no sabemos si el Secretario de Gobierno, Héctor Serrano, se va o se queda.

 

Miguel Ángel Mancera, mal Jefe de Gobierno hasta el momento, pidió la renuncia a todo su gabinete. Pero en realidad no lo hizo. Los va a evaluar él mismo y decidirá antes de su informe, es decir, del 17 de septiembre. Pero entonces se van, se van, pero no se van. El resultado es, a mi juicio, desastroso. Temas en los que se necesita respaldo a la autoridad, se le debilita. Ejemplo: el ambulantaje en el Centro Histórico.

 

En el caso de la obra del Circuito Interior, durante la reunión noté buena disposición del secretario de Obras, quien en realidad debe mejorar el proyecto, no sólo por mis observaciones sino también por las de otras organizaciones sociales. Tungüí lleva a penas mes y medio al frente de la Secretaría; uno puede interpretar que con tan poco tiempo sólo saldrá de la misma, en este proceso de evaluación, si comete errores graves.

 

Tanya Müller, por el contrario, asumió la Secretaría de Medio Ambiente al inicio de la administración Mancera. Su principal cuestionamiento social, el Hoy No Circula sabatino. Durante la reunión fue prudente, reservada, congruente con la imagen que le ha acompañado estos dos años y medio. ¿Se va? Tiene fama de ser una de las personas a las que más escucha el Jefe de Gobierno, aún así la percibo obligada, forzada, a que las obras del Deprimido Mixcoac puedan iniciar “tersamente”.

 

La petición de renuncias fuerza a los altos funcionarios del GDF a ponerse las pilas, pero también los lleva a dar la imagen de que hacen bien las cosas, sin que realmente haya sustancia. Este fin de semana, servidores públicos participaron en siembra de árboles en calles cercanas a donde serán las obras. El acto fue sólo una fachada, un volante que el gobierno reparte a los vecinos dice que se recuperarán 15 mil metros cuadrados de espacio público; como lo dije, hasta el momento, el proyecto marca que se perderán 7,600 metros.

 

El manotazo en la mesa sólo altera el rumbo de las cosas, añade incertidumbre, y al final de cuentas Mancera terminará reemplazando a lo sumo dos o tres funcionarios. Es propaganda; pero en el ínter, problemas como el ambulantaje se agravarán; y la obra de Mixcoac acabará cancelada o impuesta con granaderos –ya sabemos que Mancera los pone a trabajar seguido–. El que menos ayuda en toda esta historia es el que no se va … o no se ha ido.

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