De manera muy silenciosa, la tecnología ha permitido en las últimas décadas cambios que han contribuido a hacer nuestra vida más fácil, pero además  de manera paralela han ido transformando a las economías de los países donde su uso se ha intensificado.

 

El ‘fracking’ en la industria petrolera, Uber en el transporte de personas o Airbnb  en los servicios de hospedaje son ejemplos de lo rápido que la tecnología puede impactar en industrias que parecían difíciles de desestabilizar.

 

Este conjunto de cambios y transformaciones silenciosas, están comenzando a mostrar su verdadero potencial y la Economía Colaborativa se está consolidando como un motor alternativo de desarrollo económico e innovación en el siglo XXI.

 

Esta Revolución Colaborativa ha venido a replantear la importancia de conceptos tan relevantes como la propiedad, la confianza, la reputación, la eficiencia e incluso la oferta y demanda. Hoy es más fácil y eficiente pagar por tener acceso a un bien sin necesidad de poseerlo.

 

Los mercados tradicionales se han reinventado para incorporar a la tecnología modificando nuestros hábitos de consumo.

 

Además de los efectos en los mercados tradicionales, las plataformas colaborativas han creado nuevos mercados donde se pueden rentar, vender, intercambiar o compartir una gran variedad de activos ociosos, beneficiando a miles de personas alrededor del planeta y dando paso al surgimiento de una cantidad importante de  Micro-emprendedores.

 

Una de las principales bondades de este fenómeno del micro-emprendedurismo es el empoderamiento de las personas, que a través de sus activos sub-utilizados pueden auto emplearse y tener una nueva fuente de ingreso.

 

Dentro de esta amplia gama de herramientas colaborativas, existe una que desde mi punto de vista es capaz de sacar el mayor provecho de las oportunidades que ofrece la tecnología. Esta herramienta es TaskRabbit.

 

En TaskRabbit, los ‘rabbits’ son personas (generalmente desempleadas o subempleadas) que se ofrecen para realizar tareas que van desde ensamblar muebles, limpiar la casa, lavar el coche, podar el césped, entre muchas otras. TaskRabbit actualmente opera en 19 ciudades de los Estados Unidos y es un ejemplo casi perfecto de como conectar eficientemente  la oferta con la demanda.

 

En primer lugar, el usuario describe la tarea requerida en la plataforma y posteriormente los ‘rabbits’ desde su perfil manifiestan su interés y el precio que cobrarían por realizar el trabajo.

 

En segundo lugar, el usuario decide principalmente con base en la combinación de dos criterios, la reputación de los interesados, medida por las calificaciones por trabajos previos y el precio de las propuestas recibidas.

 

La buena reputación genera confianza y la confianza además de incrementar las posibilidades de obtener el trabajo, les permite tener mayores ingresos que el resto de sus competidores.

 

Y es que cada vez que realizamos transacciones a través de este tipo de plataformas, vamos dejando huellas que reflejan nuestra buena o mala conducta en internet. Esta información se vuelve valiosa en la medida en que es fácil de rastrear entre plataformas y generar información confiable para que otros usuarios decidan confiar en nosotros.

 

Por último, es innegable que  la actual Revolución Colaborativa en la que estamos inmersos tendrá efectos positivos y negativos para las muy diversas industrias en que se tiene algún alcance, sin embargo, mientras su evolución continúe estando cimentada en la construcción de lazos de confianza y buena reputación entre usuarios, podemos estar tranquilos.