PEKÍN. La nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, líder de facto de Birmania desde su nombramiento como consejera de Estado en abril, mostró hoy su lado más pragmático al reunirse en Pekín con el presidente chino, Xi Jinping, cabeza de un régimen muy criticado por el incremento de la censura y la persecución a disidentes.

 

Suu Kyi, quien estuvo 15 años privada de libertad por la Junta Militar birmana -que tuvo al régimen comunista chino como uno de sus principales aliados- se mostró hoy como una líder más en visita de Estado a China, y sin entrar en cuestiones espinosas se limitó a resaltar la “hermandad de sangre” entre los pueblos birmano y chino.

 

“Myanmar (Birmania) quiere hacer esfuerzos junto a China para fortalecer el intercambio entre ambos países y mantener la seguridad y la paz en la frontera, y no permitirá que algunos incidentes afecten a nuestra amistad”, subrayó Suu Kyi, con sus inseparables flores en el pelo y enfundada en un “longyi”, traje tradicional birmano, de color morado.

 

La también ministra de Asuntos Exteriores birmana y de la Oficina de la Presidencia no quiso dar detalles sobre esos “incidentes”, que probablemente aludían a algunos enfrentamientos entre guerrillas de minorías birmanas y el Ejército del país que en años pasados afectaron a civiles chinos en la frontera compartida.

 

Suu Kyi también expresó ante el presidente chino el aprecio del Gobierno de Birmania al apoyo del gigante asiático a la construcción económica y social de su país, “especialmente en agricultura, sanidad y educación”.

 

El presidente Xi le respondió con el deseo de aumentar la “cooperación estratégica integral” con Birmania y agradeció a Suu Kyi el interés de su país en participar en las iniciativas de las Nuevas Rutas de la Seda, las grandes inversiones en infraestructuras intercontinentales que abandera Pekín.

 

“Hay que hacer más esfuerzos para el mantenimiento de la paz en las fronteras de ambos países”, subrayó Xi en la reunión, también al hilo de los incidentes armados sufridos en años anteriores en la zona limítrofe entre los dos países.

 

El encuentro se celebró en el Gran Palacio del Pueblo, situado en el ala oeste de la plaza de Tiananmen y sede física de la Asamblea Nacional Popular, donde la política birmana también mantuvo un encuentro horas antes con el presidente de esa institución, Zhang Dejiang, acto para el que escogió un vestido de tonos blancos y verdes.

 

Con todo ello la nobel de la Paz de 1991, vista en Occidente como una adalid de la libertad y los derechos humanos, dio con esas reuniones una imagen diplomática hacia el régimen chino, criticado por la comunidad internacional por sus frecuentes abusos en materia de derechos humanos.

 

Ya lo hizo en su primer día de agenda oficial, ayer, cuando fue recibida por el primer ministro, Li Keqiang, también en el Gran Palacio del Pueblo, y ambos presidieron la firma de varios acuerdos de cooperación, especialmente en infraestructuras, como construcción de hospitales y puentes en Birmania con capital chino.

 

Este perfil más político de Suu Kyi, que ya se adivinó en su primera visita a China en junio del año pasado (cuando ya fue recibida por Xi y otros líderes chinos pese a ser únicamente la jefa de la oposición) contrasta con los deseos de grupos de derechos humanos que le pidieron una postura de mayor presión hacia Pekín.

 

En particular, pidieron a la birmana en el pasado que intercediera por otro nobel de la Paz que hoy sigue cautivo, el escritor chino Liu Xiaobo.

 

Liu, importante figura de las protestas estudiantiles de Tiananmen en 1989, fue condenado en 2009 a 11 años de cárcel por “subversión” tras impulsar un documento que pedía la democratización de China, firmado por otros destacados intelectuales del país, y su historia fue comparada con frecuencia con la de Suu Kyi.

 

El viaje de cuatro días de la política birmana es el primero que lleva a cabo fuera del sureste asiático en calidad de consejera de Estado, el cargo que se creó a su medida en Birmania ante la imposibilidad por ley de que sea presidenta (al haber estado casada con un extranjero, el fallecido historiador británico Michael Aris). JMS