La deuda externa del país se encareció 10.9% al convertirla en pesos debido a la volatilidad del tipo de cambio, que se agudizó a partir del triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, cuando el dólar pasó de 18.64 hasta 20.66 pesos en las últimas semanas.

 

La deuda externa es el crédito que contrata el Gobierno federal en moneda extranjera a través de colocaciones de bonos en las bolsas internacionales o negociaciones con organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), los cuales hasta septiembre pasado representaron casi 20% de la deuda total del país.

 

De acuerdo a datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), hasta septiembre pasado la deuda externa se ubicó en 88 mil 138 millones de dólares, pero al considerar el tipo de cambio de la jornada del viernes pasado, este monto se elevó hasta 1.82 billones de pesos.

 

Sin embargo, éste no fue el peor momento de la deuda externa, pues en las últimas tres semanas el tipo de cambio se ubicó hasta en 21 pesos, lo que representó una deuda externa de 1.85 billones de pesos.

 

Con el tipo de cambio previo al resultado electoral, el monto total de la deuda externa en pesos ascendió a 1.642 billones de pesos.

 

Así, al dividir la deuda externa entre el total de la población, que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) asciende a 119.53 millones de habitantes, el lunes 7 de noviembre, cada mexicano debía 13 mil 744 pesos, monto que se disparó hasta 15 mil 226 pesos con el encarecimiento del tipo de cambio.

 

El 25 de octubre, la SHCP concluyó un programa de refinanciamiento de la deuda externa, en el que colocó bonos en los mercados internacionales por mil 900 millones de euros a plazos de ocho y 15 años, con el objetivo de refinanciar la deuda externa.

 

Los recursos que se obtuvieron se utilizaron para pagar de forma anticipada siete instrumentos de deuda que vencían el año entrante, con inversionistas internacionales y organismos como el BM, el FMI, lo que representó la totalidad de la deuda que tenía que liquidar México el año entrante y dio oxígeno al manejo de las finanzas públicas.

 

“Esto ofrece a México la flexibilidad para continuar con el monitoreo de las condiciones en los diferentes mercados y aprovechar las ventanas de oportunidad que permitan continuar mejorando el perfil de vencimientos de su deuda”, explicó la SHCP.

 

Con este movimiento, el país sólo deberá pagar los intereses de la deuda el año entrante y no se verá obligado a liquidar endeudamiento, monto que asciende aproximadamente a 600 mil millones de pesos según el presupuesto aprobado para 2017.