España tiene nuevo gobierno presidido por Mariano Rajoy Brey. Un gobierno que debe hacer frente a los serios problemas de la economía española, que se resumen en el elevado desempleo y la dificultad de hacer frente a los pagos de la deuda en especial por la caída de ingresos fiscales. El presidente Mariano Rajoy, igual que el personaje del juego del “Super Mario”, deberá ir avanzando sorteando obstáculos y fulminando peligros.

 

 

El presidente Rajoy ha formado un gobierno compacto, de fieles, aunque ante todo de personas con capacidad demostrada. Es un gobierno con un tronco muy político y un ramaje muy técnico, en particular en lo económico. Con un gran poder concentrado en la vicepresidenta y portavoz del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, encargada además del Centro Nacional de Inteligencia. Un gobierno que diferenciándose del de Rodríguez Zapatero, quiere proyectar una imagen de hormigas frente a cigarra, de profesionales de la gestión frente aprendices de la política.

 

 

Es un gobierno al estilo de Rajoy más que de su partido. Un gobierno para administrar los tiempos y los silencios. La discreción distingue a Rajoy. Lo ha demostrado en su partido, en la victoria electoral, en la gestión post electoral y en la misma entrada en la Moncloa. Sin pompa, sin recibimiento del presidente saliente, incluso sin auto. Llegó, o aparentó llegar, caminando como un ciudadano corriente que acude por la mañana a su trabajo, como si el ayer no hubiese existido.

 

 

La novedad es que no hay vicepresidente económico. Rajoy coordinará el gabinete económico con un ministro de Economía y uno de Hacienda. Asume directamente la responsabilidad de la salida de la crisis que está muy vinculada a la cesión de soberanía de la nueva unión fiscal que se está diseñando en la zona del euro. El ministro de Relaciones Exteriores, también tiene una buena formación económica. La prioridad europea es evidente. Queda la incógnita de la orientación hacia Latinoamérica, aunque todo indica que se situará prioritariamente por delante de la del Mediterráneo, un terreno incómodo y que se puede encajar perfectamente en la necesaria orfebrería de la Unión Europea, sin pretensiones de liderazgo.

 

 

Jorge Moragas, que fue el encargado de las relaciones internacionales del Partido Popular,  es ahora el jefe del gabinete de Rajoy. ¿Se aplaza, se potencia, o se esconde el diseño que la política exterior del PP que representaba Moragas?  Un puesto clave el de Moragas, a quién en octubre de 2004, el gobierno cubano no le permitió la entrada en la isla por tratar de reunirse con opositores al régimen.

 

 

Los principales riesgos que deberá enfrentar el juego de Mariano Rajoy, están en sus propias líneas, más que en una oposición que no encuentra su camino y no lo encontrará en la calle. Se trata de desactivar el ruido ideológico de una parte de su partido y de sus votantes que claman venganza y limpieza por las políticas anteriores. Entre ellas, la que ha situado a ETA fuera del crimen terrorista y le ha dado un lugar en la arena política. Las  principales armas de Mariano Rajoy, son la eficacia y los silencios políticos bien administrados, ante las dolorosas medidas económicas que debe aplicar. Ante todo evitar el “game over” y en particular  el del euro.

 

 

*Director de la revista Foreign Affairs Latinoamérica