Las heridas se le han ido sanando a Jesús Corona con el paso de las semanas. Su felicidad ahora es latente: sonríe cuando entrena y cuando platica. Es un contraste total de aquel arquero que en Brasil lucía desolado por el hecho de afrontar la banca del Tri con un inmenso dolor de cuello a cuestas. Es esa lesión la que le hizo declinar del llamado a la Selección en esta fecha FIFA, un descanso que le sirvió para recuperarse en el físico, pero también en el ánimo.

 

“Prácticamente me siento al 100%, se ha ido el dolor y he trabajado muy bien. Eso me tiene mucho más contento, sin el fastidio de los malestares en el cuello me siento bien y hasta el Profe Tena me ha externado que me ha visto con un semblante diferente”, manifestó.

 

La semana fuera de los reflectores le sirvieron a Corona para dejar atrás los malos entendidos con Miguel Herrera y aseguró que si el Piojo lo necesita para las futuras competencias, él irá con gusto, incluso si acude como suplente o a un eventual equipo B que jugaría la Copa América.

 

“Yo nunca he exigido nada, sólo me voy a dedicar a trabajar y las decisiones las tomará el cuerpo técnico de la Selección. Disfrutaré donde esté si es que soy llamado, siempre va a ser un orgullo para mí; trataré de ayudar a los compañeros, de hacer buen grupo y respaldarlos. Ya no está en mis manos decidir si voy a una Selección u otra, para mí las dos son muy importantes”, aseveró el portero celeste, al que la alegría no se le extinguió, sólo se le extravió por tierras amazónicas.