Ya pasó un año desde que el canadiense Marc Ménard partió de Laval, Quebec, para iniciar, como cada año, un viaje a México que consideraba como “un reencuentro personal”.  Ese 14 de diciembre del 2012, se subió a su camioneta y en compañía de su mascota Maya, inició su travesía. Recorrió varios lugares de Estados Unidos, cinco estados mexicanos hasta llegar a Guatemala.

 

El viajero canadiense comenzó su regreso, pero el 14 de marzo de este año se perdió todo contacto con él. Lo único que su familia y amigos saben es que fue secuestrado en Nuevo Laredo, Tamaulipas.

 

Su amigo Marc Morneau explicó a 24 HORAS que, luego de una investigación realizada por familiares, el último rastro que obtuvieron de Ménard fue el 14 mayo. También se enteraron que el secuestro fue cometido por dos hombres, Francisco y Luis, quienes vendieron la camioneta del canadiense, una Pontiac Transport 1993, y se deshicieron de su perrita Maya, una Basset Hound.

 

De hecho, uno de los presuntos plagiarios fue detenido en Nuevo Laredo el 15 de marzo y está acusado de portación de arma de fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas. El otro se dio a la fuga.

 

“Una señora nos informó el 9 de agosto pasado que vio a Marc en una tienda de gran superficie en Nuevo Laredo. Habló con él y pudo describirlo con muchos detalles. Lo reconoció por las alertas que enviamos. En el correo, la señora decía que Marc se veía nervioso, inquieto y que lo sentía vigilado. No pudo saber mucho, pero sabemos que hasta ese momento seguía en Nuevo Laredo”, contó Morneau.

 

Después llegó otra información, el arresto en Saltillo, Coahuila de 23 miembros de los Zetas el pasado 28 de septiembre. Todos eran de Nuevo Laredo, entre ellos, Enrique García Olivares, el que había comprado la camioneta de Marc.

 

Luego de una larga batalla con las autoridades, los familiares de Marc Ménard lograron recuperar a Maya y la camioneta se encuentra en la Procuraduría de Tamaulipas, pero a unos días de Navidad, no se sabe nada del canadiense.

 

A pesar de que alertaron a las autoridades locales y a la embajada canadiense, cuyos agentes consulares se desplazaron excepcionalmente a Nuevo Laredo para investigar, no se logró encontrar a Marc Ménard.

 

“Nos dijeron que no podían hacer nada porque la persona que lo vio tenía que ir a presentar una denuncia ante el Ministerio Público, pero sabemos que es él porque nos dio detalles de Marc que no habíamos revelado. Las autoridades no hacen nada y no nos quieren decir nada desde el 14 de mayo a pesar de que ya tienen a varios detenidos por otros delitos”, lamentó el amigo.

 

“Cada vez que decidimos que nos vamos allá, las autoridades canadienses nos exigen no ir a Nuevo Laredo y cuando hablamos con las autoridades mexicanas, nos dicen: Vengan, les vamos a dar toda la información que quieren. Es complicado entender. Si vamos, parecemos locos y si no vamos, no tendremos nada”, agregó.

 

Marc Morneau afirmó que nadie ha pedido dinero a la familia hasta el momento para liberar al canadiense o para ofrecer información privilegiada que pudiera permitir llegar al lugar donde se encuentra Marc Ménard.

 

“Lo que queremos es que la gente esté al tanto y tenga un ojo abierto por si ven a Marc en algún lado, porque sabemos que Marc ha sido visto en Nuevo Laredo”, dijo.

 

Sin noticia de John

 

John Lioudakis, canadiense de origen griego, también desapareció mientras vacacionaba en Mazatlán, Sinaloa, en mayo pasado.

 

El hombre de 39 años salió rumbo a México el 23 de mayo del Aeropuerto Internacional Pearson, Toronto, a bordo de un avión de la compañía West Jet. La última noticia que sus familiares tuvieron de él fue un mensaje que les envió desde su celular el 31 de mayo, era una alerta en la que aparecía un mapa con su ubicación en la carretera Mazatlán-Culiacán.

 

“No tenemos noticias. Es frustrante especialmente con las vacaciones de Navidad. John siempre venía a la casa aunque sea por uno o dos días”, dijo a 24 HORAS Adamadia Lioudakis, madre de John.

 

La señora confesó que John fue a México invitado por un hombre que presentó a su mamá como un socio, pero esa persona nunca se ha reportado con la familia desde que el canadiense desapareció.

 

“Pensar que alguien que John presentó como un socio está probablemente involucrado, me enoja mucho y me pone triste. Estoy segura que este hombre lo convenció de ir a México y lo vendió. Si era un verdadero socio, nos hubiera contactado. Nuestra vida es un infierno, estamos cada vez más ansiosos, más tristes y más enojados”, confesó Adamadia.

 

También criticó la poca ayuda recibida tanto por las autoridades canadienses como por las mexicanas y se dijo preocupada por las numerosas noticias sobre el hallazgo de fosas clandestinas, donde se encontraron recientemente decenas de cuerpos.

 

“En México, ¿dónde está la justicia? ¿Dónde está el gobierno? ¡En ningún lado! (…) No estoy predicando. Soy la madre de un hijo desaparecido. Una madre con el corazón roto, que no puede cerrar los ojos, que reza día y noche para la seguridad de mi hijo y para que se acabe este infierno. Espero que las cosas cambien en México”, concluyó.

 

“En México, ¿dónde está la justicia? ¿Dónde está el gobierno? ¡En ningún lado! (…) No estoy predicando. Soy la madre de un hijo desaparecido. Una madre con el corazón roto, que no puede cerrar los ojos, que reza día y noche para la seguridad de mi hijo y para que se acabe este infierno. Espero que las cosas cambien en México”

Adamadia Lioudakis

Madre del desaparecido John Lioudakis