El domingo, poco después del mediodía, Noemí Berumen Rodríguez, estacionó su vehículo frente a la fachada lila y rosa del número 50 de la calle de Cedros. Sacó dos bolsas del supermercado. Volteó en ambas direcciones, abrió el portón no sin antes saludar de vista a un vecino, e ingresó al domicilio.

 

Lo que la joven no se percató es que a unos metros de distancia, agentes de inteligencia de la Policía Federal vestidos de civil, ya la observaban y su entrada en dicha casa de la colonia Tenorios, en la delegación Iztapalapa, era justo lo que esperaban.

 

La tarde del domingo mandos del gabinete de seguridad recibieron la confirmación de que la vivienda, hasta hace unas semanas deshabitada, tenía inquilinos los cuales no salían nunca a la calle, pero recibían los víveres que les llevaba Noemi de forma constante.

 

“La verdad si se nos hizo raro, llevaban como tres meses que nadie venía a esta casa pero últimamente venía esta muchacha y también la señora de la familia (Berumen), y traían cosas”, dijo un vecino de la calle de Cedros a este diario.

 

Durante el lunes la Procuraduría General de la República (PGR) reunió la información necesaria, identificó el escondite de los Abarca y otros dos inmuebles donde se habían detectado los movimientos de Noemí Berumen, y se solicitaron las órdenes de cateo a los jueces.

 

Para la noche ya todo estaba listo. Los elementos federales divididos en tres equipos de 20 agentes y seis ministerios públicos se dirigieron a las viviendas, Los operativos se desarrollaron entre las 2:00 y 3:30 ya de la madrugada del martes. Ninguno duro más de media hora y todos fueron sin disparos.

 

sin rastro

 

Inicio que aún no tiene final

 

La historia comenzó el 26 de septiembre pasado cuando se registró un ataque contra estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero.

 

El saldo de la agresión de la que el presidente municipal, José Luis Abarca Velázquez, y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa fueron señalados por las autoridades como autores intelectuales, dejó seis personas muertas y 43 estudiantes desaparecidos.

 

Luego de 39 días de los hechos, y con 59 sospechosos detenidos, entre policías municipales de Iguala y Cocula, así como integrantes del grupo criminal Guerreros Unidos, y la reciente captura de la pareja que mandaba en Iguala, no hay rastro de ninguno de los jóvenes.

 

La madrugada de ayer, en un operativo realizado por la Policía Federal, Abarca y su esposa fueron detenidos en calles de la delegación Iztapalapa en el Distrito Federal. Sin embargo, tras más de 12 horas de haberse dado a conocer la noticia, las autoridades no ofrecieron mayores detalles sobre las declaraciones de los sospechosos o algún avance en las indagatorias para dar con los normalistas.

 

De forma simultánea, en otro domicilio en la misma demarcación, Noemí Berumen fue aprehendida señalada de encubrir a la pareja prófuga y prestarles auxilio en su escondite, la cual era una casa sencilla que aparentaba estar deshabitada.

 

En un breve mensaje a medios de comunicación, encabezado por el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, y el comisionado nacional de seguridad, Monte Alejandro Rubido García, se confirmó que en total fueron tres domicilios ubicados en la misma delegación donde los federales montaron el operativo que culminó con las capturas del ex edil, su esposa y una de sus cómplices.

 

A las 2:30 de la mañana de ayer, alrededor de 60 elementos de la Policía Federal y agentes del Ministerio Público, distribuidos en tres grupos de trabajo fueron quienes montaron operativos de vigilancia en tres domicilios distintos.

 

En la casa marcada con el número 50 de la calle Cedro habría sido ubicado el matrimonio de los Abarca-Pineda, mientras que en el número 27 de la calle Jalisco, en la colonia Santa María Aztahuacán, fue aprehendida Berumen Rodríguez.

 

De acuerdo con la escueta información dada a conocer por el titular de la CNS, fue derivado del análisis y procesamiento de la información de fuentes abiertas, análisis de campo, de gabinete y recolección de datos por parte del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) que se ubicaron varios domicilios en Monterrey, Nuevo León, como en la Ciudad de México donde habrían podido haberse refugiado los sospechosos de la desaparición de los estudiantes.

 

A través de un diagrama de vínculos de familiares, amigos, socios, fue posible establecer “discretas vigilancias” y seguimiento a las personas que entraban y salían de los domicilios identificados como probables escondites, donde según el comisionado el nombre de Noemí Berumen Rodríguez empezó a cobrar relevancia en las pesquisas.

 

“La casa en que se encontraron (Abraca y su esposa) daba la impresión de estar abandonada y la razón por la que se empezó a sospechar de la persona que señaló ya el comisionado (Noemí Berumen), es en función de que parecía entrar a una casa abandonada, eso es lo que produjo la certeza y el acierto de haberlos detenido”, subrayó el titular de la PGR.

 

Respecto a las indagatorias y operativos para dar con más responsables, Murillo Karam aclaró que se trata de equipos de trabajos similares a los que dieron con la pareja de funcionarios públicos. Sin embargo, señaló que será en los próximos días y derivado de las declaraciones que desde ayer los detenidos rinden en la SEIDO, como se podrá ampliar la información sobre el avance de las investigaciones.

 

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