FREETOWN. Los frustrados residentes de algunos barrios de la capital de Sierra Leona se quejaron el domingo de escasez de alimentos, mientras el país terminaba el tercer y último día de una cuarentena nacional sin precedentes, ordenada para frenar la expansión del ébola, dijeron voluntarios.

 

Aunque la mayoría de los residentes dieron la bienvenida a los trabajadores de salud y voluntarios que llevaron información de puerta en puerta sobre la enfermedad, persistían los rumores en ciertas partes de la ciudad de que se repartían pastillas envenenadas de jabón, un hecho que indicó que las campañas de educación pública no fueron exitosas por completo.

 

La mayoría de las calles de la capital, Freetown, lucieron desiertas de nuevo el domingo, en cumplimiento de una orden del gobierno para que los seis millones de habitantes del país permanecieran en sus viviendas. La cuarentena de tres días comenzó el viernes.

 

El gobierno de Sierra Leona esperaba que la cuarentena —el esfuerzo de contención más agresivo intentado hasta ahora— permita frenar sustancialmente el avance de la enfermedad.

 

En la barriada de Bonga, cerca del estadio nacional en Freetown, algunos residentes estaban molestos de que las entregas de raciones de arroz se entregarán sólo a algunas familias, dijo Samuel Turay, un voluntario de 21 años de edad.   UC