En menos de diez minutos, seis sicarios a sueldo de Los Caballeros Templarios emboscaron y asesinaron al vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet y a un segundo contramaestre. Al final del mes, por todos los trabajos realizados, este grupo habrían cobrado, en total, 45 mil pesos.

 

Este homicidio representa el primer ataque directo a la jerarquía de las Fuerzas Armadas, en el contexto del despliegue del Estado contra las organizaciones de narcotraficantes.

 

Fue el propio vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet, con más de 25 años de experiencia y jefe de al menos mil 500 marinos en la Octava Zona Naval, quien se dirigió a la trampa que le costaría la vida.

 

Sin informar a sus superiores, violando todos los protocolos de seguridad, para esquivar un bloqueo, el mando naval decidió tomar un camino secundario, en una zona en la que ya se habían registrado ataques violentos.

 

Los datos recabados por 24 HORAS en distintas fuentes federales, estatales y civiles, permiten reconstruir parte de lo ocurrido poco después del mediodía del pasado domingo, en la región noroeste de Michoacán. La información muestra algunas inconsistencias en lo que ocurrió durante el ataque que le costó la vida.

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Evade bloqueo

 

Salazar Ramonet, regresaba de un periodo de descanso junto con su esposa, su chofer y su escolta, para reincorporare a su trabajo al frente de la Octava Zona Naval en Puerto Vallarta, Jalisco. Todos viajaban en una Suburban blanca de la Armada, con placas oficiales 608000.

 

Tardó en cruzar la caseta de Panindícuaro en la autopista Atlacomulco-Guadalajara, porque un grupo de personas impedían el paso fluido de vehículos. Al lograr pasar la pluma, se enteraron que había un problema mayor a  unos kilómetros adelante, unas mil 500 personas tenían tomada también la caseta de Ecuandureo y el tránsito en el área estaba muy congestionado.

 

Para evitar mayores retrasos, aparentemente Salazar Ramonet ordenó a su chofer que se salieron de la autopista y utilizara un camino secundario para intentar rodear la zona. El vicealmirante, dijo el procurador Jesús Murillo Karam, “no quería llegar tarde a sus labores”.

 

El camino los llevó primero a atravesar el poblado de Churintzio y luego la comunidad de La Noria, para después dirigirse a la zona de Las Cruces. Fue un recorrido alterno de poco más de 7.6 kilómetros que se interrumpió abruptamente a las 12:30 de la tarde.

 

En los siguientes 10 minutos sucedió todo.

 

Los sicarios, que según la PGR recibían un “pago” individual de poco más de siete mil 500 pesos mensuales por secuestrar, extorsionar, robar y matar, le cerraron el paso a la camioneta Suburban. Una primera camioneta se colocó en la parte frontal de la Suburban, para impidieron el paso.

 

Bajaron  tres sicarios de los Templarios y, según la versión de PGR,  se acercaron a la camioneta naval  y le exigieron a los marinos que se identificarán. El vicealmirante viajaba atrás con su esposa, mientras que al frente iba el chofer y como copiloto el segundo maestre, Francisco Ricardo Hernández.

 

Al momento llegó una segunda camioneta, cono otros tres hombres armados, que se colocaron en la parte trasera de la Suburban y así cercenaron cualquier movimiento de los funcionarios.

 

Los disparos

 

Cómo reaccionaron los marinos y cómo iniciaron los disparos, no quedó muy claro en las versiones oficiales y al contrastarlas con las fotografías las dudas se incrementan.

 

El procurador sostuvo ayer en conferencia de prensa que cuando se acercó el segundo vehículo de los sicarios, inició el ataque contra la camioneta de la Armada. Salazar Ramonet cubrió a su esposa y luego intento repeler sin éxito el ataque.

 

Otras autoridades consultadas indicaron que los sicarios decidieron atacar a los marinos tras percatarse de las placas navales del vehículo, mientras que una tercera versión señala que lo hicieron luego de que las víctimas reconocieron ser miembros de la Armada.

 

Los disparos rompieron los cristales laterales de la Suburban, el medallón y el parabrisas mostraba más de 10 impactos, la carrocería recibió decenas de balas.

 

Al final del ataque, la mujer quedó en los asientos traseros de la Suburban sólo con un disparo en la pierna, el cuerpo del escolta quedó en el pasto, a unos dos metros de la camioneta, sin su arma en las manos, tan solo a unos 20 centímetros.

 

El vicealmirante cayó al piso en la parte de atrás de su vehículo, y el chofer adentro, sentado al volante, con varios disparos, fue él quien pidió apoyo directo a la base naval, a través de la radio, indicando que se encontraban bajo fuego.

 

Diez minutos después del ataque, justo a las 12:40, los servicios de emergencia de la zona recibieron el primer reporte, pero los paramédicos esperaron 20 minutos para atender la emergencia, hasta estar seguros de que no había peligro. Se trasladaron desde La Piedad, Michoacán, a unos 20 kilómetros de Churintzio.

 

Cuando arribaron, sólo quedaba la camioneta, y en el lugar aterrizaba un helicóptero de la Armada, con personal médico y equipo táctico.

 

Casi de inmediato, los heridos fueron colocados en el helicóptero, también los cuerpos del vicealmirante y segundo contramaestre.

 

La Cruz Roja de la zona recibió el reporte alrededor de las 13:15 horas y también tardaron 20 minutos en llegar, pero ya se encontraban otros elementos apoyando a los heridos. El apoyo que brindaron fue para subir los cuerpos a la aeronave.

 

Fallan protocolos

 

Debido a que se trataba de una zona de riesgo, los protocolos de seguridad indican que mandos como Salazar Ramonet, jefe de la Octava Zona de la Fuerza Naval del Pacífico, debió reportar su cambio de ruta hacia un camino alterno y el área en la que se encontraba. Pero no lo hizo.

 

En sólo cinco meses se han registrado dos choques armados en la zona. En Noviembre de 2012 un enfrentamiento entre militares del 17 Batallón de Infantería y hombres armados, en el poblado de San Juan Bautista, en Churintzio. En esta ocasión murieron cinco presuntos delincuentes. Se trata del mismo camino por el que se desviaron los marinos. Otro caso más, reportaron los habitantes, tuvo lugar en abril pasado, pero de eso poco se supo.

 

Las fuentes consultadas por este diario revelaron también que los cuerpos de las personas que fallecieron fueron removidos del lugar por los militares antes de que llegara el Ministerio Público y los peritos. Lo que representa una violación a los protocolo de preservación del lugar de los hechos y la escena del crimen, firmados por las fuerzas federales el sexenio pasado.

 

Homenaje a puerta cerrada

 

El vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet y el Segundo Maestre Francisco Ricardo Hernández Mercado, asesinados presuntamente por Caballeros Templarios, fueron homenajeados a puerta cerrada en la Secretaría de Marina. La ceremonia, estuvo encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto, quien estuvo acompañado de los integrantes del gabinete de seguridad.

 

El presidente expresó su pésame a familiares y amigos de los elementos caídos, y dijo un su muerte representa “una profunda pérdidas para la Nación”. Por su parte el secretario de Marina, Vidal Soberón Sanz, calificó como “cobarde” la agresión que sufrieron sus elementos, y reconoció la valentía de los marinos.