Entre la información oficial que habla de un “brote normal, estacional y controlado” y la percepción de la ciudadanía, el problema de la influenza AH1N1 empieza a verse como un tema en el que el gobierno no está aceptando públicamente la gravedad y la incidencia real de esta enfermedad que en apenas dos meses, de diciembre de 2013 a lo que va de febrero de este año, ha cobrado ya la vida de 319 personas, según los últimos reportes de la Secretaría de Salud, que reconoce en este momento tres mil 71 casos en el país.

 

Es decir que, aunque las autoridades afirman que se trata de cifras “normales” para la época, si se compara la situación con la epidemia de AH1N1 ocurrida en 2009, la estadística parece mayor a la dimensión que le da el gobierno. En aquella epidemia que se inició en México y después se convirtió en pandemia, se registraron oficialmente 70 mil casos de contagio de la enfermedad entre marzo y diciembre de aquel año y en ese mismo periodo de nueve meses murieron mil 172 personas en México. Mientras que en la actualidad, entre diciembre del año pasado, cuando se registraron los primeros casos y el lunes 2 de febrero, fecha del último reporte oficial, se reconocían ya 319 muertes, que equivalen al 34% de las muertes ocurridas durante la epidemia que duró nueve meses, pero ahora en apenas dos meses.

 

A pesar de que la Secretaría de Salud comenzó a difundir con cierto retraso y ante la presión de la opinión pública reportes diarios sobre incidencia de casos y muertes en los estados del país, la percepción de que ha faltado información oficial se ha generado por diversas denuncias que reportan la escasez de vacunas en instituciones públicas y el hecho de que, en pleno crecimiento de la enfermedad, se hayan dejado de proporcionar vacunas en centros de salud e instituciones públicas con motivo del fin de semana de asueto entre el 31 de enero y el 2 de febrero.

 

El presidente Enrique Peña Nieto habló la semana pasada del tema y, en un mensaje que pretendía transmitir calma a la población, dijo que, a diferencia de 2009, ahora el país cuenta con “protocolos” para el control y la atención de la influenza. Sin embargo, las autoridades de Salud, tanto a nivel federal como en los estados, se han mostrado renuentes a desplegar campañas de información sobre medidas preventivas y activar mecanismos de control como “filtros” escolares o en lugares de alta concentración pública.

 

Lo más preocupante es que, fuera de la esfera oficial, entre especialistas de la comunidad médica, tanto infectólogos como otorrinolaringólogos, se asegura que el brote de influenza AH1N1, combinado con otros virus como el AH3N2 y de otros tipos, es más grave de lo que está reconociendo el gobierno. La razón de que no se quiera alarmar a la población, según un infectólogo del hospital privado Médica Sur, es que “el gobierno no tiene en este momento la capacidad de dotar de vacunas a toda la población que lo demandaría. No hay suficiente número de vacunas y aceptar que el problema se está agravando generaría una demanda mayor que las autoridades no están en capacidad de satisfacer”, afirma el especialista que pidió el anonimato.

 

Si a eso se añade la sicosis generalizada que se desató en 2009 junto con los altos costos para la economía del país y el daño a la imagen internacional, se podría entender que las autoridades no quieran provocar alarma y prefieran minimizar el problema. Un dato que dan en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) es que hasta la semana pasada había 40 pacientes “entubados” con síntomas de influenza.

 

Ayer el Senado de la República solicitó, a propuesta de miembros de la Comisión de Salud, que la Secretaría del ramo entregue un informe pormenorizado de la situación del brote de influenza en el país, así como de las medidas de prevención y de información que se están dando a la población, preocupados ante el agravamiento del problema. Lo mismo demandaron ayer desde varios congresos de los estados que pidieron “reforzar” las medidas de prevención, vacunación y control de la enfermedad. Según el último reporte oficial, difundido anoche, Jalisco, el Distrito Federal y San Luis Potosí registran el mayor número de casos a nivel nacional.

 

Si se toma en cuenta que la influenza, aun en el caso del brote estacional que argumenta la Secretaría de Salud, todavía no entra en su fase más crítica, que se considera ocurrirá a lo largo del mes de febrero, habrá que ver si no se ahonda el divorcio entre la óptica oficial de un “brote normal y controlado” y la percepción que empieza a crecer entre la población de que no se está dando toda la información real sobre la gravedad del problema.