En el debate electoral en que se ha convertido la discusión sobre los salarios mínimos, los partidos han encontrado una veta jugosa para generar simpatías entre la población que clama por un aumento a los raquíticos ingresos de los trabajadores. En una muestra de que ya comenzaron las batallas y escarceos por las elecciones federales y locales de 2015, el tema se ha vuelto para la oposición, en unos cuantos días, en un jugoso botín político, mientras que para el PRI y el gobierno el debate no sólo incomoda sino que preocupa en serio porque saben de antemano que para ellos es una batalla perdida.

 

En el contexto actual, cuando la mala marcha de la economía nacional empieza a volverse un tema de crisis para el presidente Enrique Peña Nieto por la caída de las expectativas, y en Los Pinos y el PRI saben que eso golpea seriamente las perspectivas del partido gobernante en los comicios del próximo año, la discusión sobre aumentar el salario mínimo -propuesta originalmente por el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, pero retomada hábilmente por el dirigente del PAN, Gustavo Madero- se está volviendo un elemento más de presión para la administración peñista.

 

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Porque si bien fue Mancera quien lanzó el tema a debate en la opinión pública, en un claro intento de reposicionarse tras su caída de popularidad y aprobación en el DF, el PRD cometió el error de no secundar de inmediato al gobernante capitalino. Preocupados más por su consulta sobre la reforma energética, los perredistas se tardaron en reaccionar y menospreciaron la propuesta del jefe de Gobierno a la que, incluso el secretario general del PRD, Alejandro Sánchez, llegó a calificar como “un distractor” sobre el tema importante para ellos que era la consulta energética.

 

Y ocurrió que, al mismo tiempo que Mancera abría el tema de los salarios, Gustavo Madero se enfrentaba a una crisis interna en el PAN por la caída de su coordinador parlamentario en San Lázaro, Luis Alberto Villarreal, tras el escandaloso video de sus fiestas con desnudistas. Y Madero, al que en los últimos años le ha crecido el colmillo, la agarró en el aire y se subió al debate del salario mínimo proponiendo una “consulta nacional” entre la población para preguntarle si cree que debe aumentarse o no el referente salarial.

 

La respuesta que obtendrán Madero y el PAN al realizar su consulta es evidente y totalmente predecible: la inmensa mayoría de los mexicanos, participen o no en un ejercicio de ese tipo, están a favor de un incremento en los salarios mínimos que se han convertido desde hace décadas en un yugo para los trabajadores y en un referente negativo para la economía familiar y el ingreso de los mexicanos. Es evidente que como bandera política, la defensa del salario, aunque sólo sea demagogia, es altamente redituable para la oposición y también muy complicada para el gobierno y su partido.

 

A los empresarios, un sector que de por sí se ha distanciado de Peña Nieto por su negativa reforma fiscal, no les debe hacer ninguna gracia que los partidos políticos tomen como bandera un aumento al salario mínimo, también llamado “salario digno”, porque saben que el impacto de una medida como esa iría directamente a sus costos de producción, no sólo porque tuvieran que aumentar los sueldos de sus trabajadores, sino porque también tendrían que aumentar las prestaciones sociales que hoy en día, gracias a las leyes fiscales del secretario Luis Videgaray, ya no son totalmente deducibles para las empresas.

 

Por su parte, el gobierno, además de la presión de los empresarios, tiene el eterno prurito de la tecnocracia económica de que aumentar los salarios generaría inflación, lo que coloca a las autoridades y a su partido, el PRI, en una posición claramente desventajosa ante un debate y una consulta como los que impulsan abiertamente el PAN y el PRD.

 

A final de cuentas no está claro si de toda la tinta, el papel y la saliva que se está gastando en debatir si el salario mínimo es digno y si debe aumentar o no saldrá algo realmente positivo para los trabajadores que perciben ese tipo de salario; pero lo que sí está claro desde ahora es que quienes propusieron este debate van a ganar y obtendrán, ellos sí, un aumento en sus dividendos políticos, mientras que todos asistimos, con esta discusión, al comienzo de las campañas políticas por el 2015.

 

 

NOTAS INDISCRETAS… A propósito de Gustavo Madero, mientras busca posicionarse hacia fuera con su volante por el “Salario Digno”, al interior del PAN crecen las voces que empiezan a cuestionar la debilidad del dirigente nacional en el caso del diputado Luis Alberto Villarreal, pues si bien Madero lo destituyó de la coordinación parlamentaria, tras el escándalo de sus fiestas con bailarinas de table dance, tal parece que el chihuahuense no se atrevió a ir más allá y no le aplicó las sanciones que marcan los estatutos internos del PAN a su púpilo. Porque a Villarreal lo han visto de lo más tranquilo y hasta altanero y orgulloso en el CEN del PAN, donde ocupa una Comisión Nacional de Estrategia Electoral. Tan seguro y protegido se siente Villarreal que hasta le han oído mofarse de su destitución. “Aquí estoy mejor, hasta tengo más presupuesto”, dice. ¿Así o más débil el señor Madero?… Los dados mandan Escalera. Buen tiro.